Tecnología y educación

Intro­duc­ción

Las leyen­das sobre diablos o El diablo que engaña a sus vícti­mas prome­ti­én­do­les algo que desean a cambio de sus almas son de lo más viejo que tene­mos en el mundo. Es un algo recur­rente que bási­ca­mente habla de el cómo por conse­guir obje­ti­vos cerca­nos y poco pensa­dos olvi­da­mos nues­tros valo­res y las cosas que real­mente impor­tan lleván­do­nos poste­ri­or­mente a la pérdida de nues­tra alma, que aunque en térmi­nos cató­li­cos se podría repre­sen­tar como la conde­na­ción eterna lo que real­mente simbo­liza es la caída en desgra­cia tanto para noso­tros como para los que nos rodean.

En Europa al menos el máximo expo­nente de esta leyenda está reco­gida en la leyenda de Fausto del drama­turgo, nove­lista, poeta y natu­rista alemán Johann Wolf­gang von Goethe. En esta obra en resu­mi­das cuen­tas Fausto es una persona sin valo­res cuya única meta es llegar al cono­ci­mi­ento último, para esto hace un pacto con el diablo Mefis­tó­fe­les y además aban­dona y lleva a la desgra­cia a la única persona que lo ama de verdad que es Marga­ret. La obra que consta de dos partes acaba con Fausto dándose cuenta de su error.

La Leyenda de Fausto es un texto atem­po­ral porque habla del mal hábito de los huma­nos de caer siem­pre en la trage­dia de ir por cami­nos que no le son para nada bene­fi­ci­o­sos con las prome­sas de obje­ti­vos cerca­nos y bana­les que después de todo resul­tan ser todo menos lo que uno real­mente nece­sita aunque siem­pre hay un Mefis­tó­fe­les que con cantos de sire­nas y bellas pala­bras nos llevan por esos cami­nos y sacan bene­fi­cio de ello.

La educa­ción, ese gran nego­cio.

Recu­erdo cuando fue la primera vez que una empresa llegó a mi cole­gio a medi­a­dos de los años 80. Fue Colgate y la empresa nos dio una charla a los niños de lo impor­tante que era lavarse los dien­tes. Todo esto era muy loable y total­mente bene­fi­ci­oso, quitando el hecho de que es un poco estú pido que niños con dien­tes de leche se preo­cu­pen de éstos, pero bueno, y además por supu­esto dándo­nos unos bote­ci­tos de prueba de su marca, no iba a ser de la compe­ten­cia claro.

Pues aque­llo trajo mucha polé­mica y críti­cas al direc­tor del cole­gio por meter a una empresa en el cole­gio, fuera cual fuera sus «buenas» inten­ci­o­nes. Y no se volvió a hacer nada pare­cido poste­ri­or­mente. También recu­er­dos progra­mas/concur­sos para niños donde los premios eran dona­ci­o­nes para sus cole­gios y para los parti­ci­pan­tes o una consola o una bici­cleta del momento que en gene­ral los niños sabí­a­mos qué consola o bici­cleta era pero éstas no se mostra­ban con la marca sino que iban envu­el­tas en papel marrón ocultán­do­las.

Es curi­oso como la gene­ra­ción de nues­tros padres sin estu­dios ni carre­ras puede que fueran más inte­li­gen­tes que las actu­a­les y lo digo por la permi­si­bi­li­dad que hay hoy en día en dejar entrar a las gran­des empre­sas a los centros educa­ti­vos para bási­ca­mente tener nuevos adic­tos a sus produc­tos, ya que todo el mundo sabe que lo que empi­e­zas usando de pequeño o joven lo vas a usar para siem­pre por temas de la difi­cul­tad al cambio y para eso no hace falta tener tres carre­ras. Mi padre apren­dió en la huerta, no tiene ningún estu­dio supe­rior y lo sabe.

Educa­ción y tecno­lo­gía

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Reci­en­te­mente estoy viendo como en países euro­peos están empe­zando a darse cuenta de estas cosas y cómo el dejar que las gran­des tecno­ló­gi­cas entren a ofre­cer sus produc­tos en entor­nos educa­ti­vos o incluso en la Admi­nis­tra­ción es un grave perjui­cio para el país en gene­ral. Es algo que muchos hemos estado denun­ci­ando más de 30 años pero muchas perso­nas son inca­pa­ces de ver los peli­gros de estas estra­te­gias aunque se lo digan por activa y pasiva y aunque como digo ya veo en países que empi­e­zan a darse cuenta y están limi­tando o incluso prohi­bi­endo produc­tos de Micro­soft o Google, por poner un ejem­plo, en los centros educa­ti­vos y en las admi­nis­tra­ci­o­nes, en el país en el que vivo se está haci­endo todo lo contra­rio, como cuando sales de la disco­teca a las 9 de la mañana y todo el mundo está centrado yendo a traba­jar y tú en cambio más perdido que un mochu­elo cojo, no sabes ni para donde vas ni que estás haci­endo. Esa es la sensa­ción que tengo de mi país, que cuando empi­e­zan a ver unas direc­ti­vas claras al respecto de los proble­mas que acar­rea dejar que empre­sas extran­je­ras de las cuales casi no tene­mos ningún control entren en centro educa­ti­vos, acos­tum­bren a la gente joven a usar sus produc­tos para toda la vida y mucho peor, acce­dan a todos los datos de estos alum­nos.

Dos casos claros han sido reci­en­te­mente la Univer­si­dad de Zara­goza y la Univer­si­dad de Murcia, que teni­endo solu­ci­o­nes propias, contro­la­das y bien gesti­o­na­das, han deci­dido por diver­sos inter­e­ses que nunca se dejan claros pasarse a solu­ci­o­nes de empre­sas ameri­ca­nas sin ningún tipo de justi­fi­ca­ción. No son solo estas dos univer­si­da­des son las que lo han hecho, son más y no serán las últi­mas. Posi­ble­mente también será el caso de cole­gios públi­cos y concer­ta­dos, pero no tengo datos sobre eso. Sería inter­e­sante poder montar una Oficina del Soft­ware usado en la educa­ción española para poder vigi­lar y aler­tar de ese tipo de prác­ti­cas.

A conti­nu­a­ción voy a expli­car en varios artí­cu­los enfo­ca­dos sobre todo en la priva­ci­dad pero también en la docen­cia por qué es tan perni­ci­oso para nues­tros jóve­nes y por lo tanto para el futuro de nues­tro país este tipo de yugos auto impu­es­tos y que nos restan cono­ci­mi­en­tos, auto­no­mía y atenta contra dere­chos bási­cos como la priva­ci­dad de las perso­nas, en muchos casos además esta­mos hablando de meno­res de edad.