Yorobu: ¿Por qué las mujeres son invisibles?

 
Aquí el equilibrio falla. El relato de la historia de la humanidad es coja. La pata masculina es demasiado larga y la pata femenina, demasiado corta. Todo el mundo conoce a Pitágoras pero pocos conocen a Hypatia. Ella también fue una excelente matemática y, además, lideró la escuela platónica de Alejandría en torno al año 400. Pero la memoria de la historia no suele tratar a todos por igual. Tener cirulo lo hace más fácil.

La historia oficial de la humanidad es una historia de hombres. Los inventores, los gobernantes, los empresarios, los artistas, los científicos… Apenas hay nombres de mujeres y si se cuelan, a menudo, se les cuelga el cartelito de ‘y era mujer’.

Lela Coders

Lela Coders

Muchos no se cuestionan por qué es así. Por qué es así de ilógico. Pero otros, o más bien otras, reclaman el papel de la mujer en la historia. Y no tanto por establecer una división entre unos y otras, como por acabar con esta manta zamorana que ha silenciado a las mujeres durante siglos.

Ocurre en todos los lugares y en todas las disciplinas. También en ciencia y tecnología. Y aquí es donde el colectivo DonesTech, de Barcelona, está rescatando a muchas figuras que nadie cita pero contribuyeron, decisivamente, en la evolución tecnológica del mundo.

Ellas reivindican muchos nombres olvidados, como el de Mary Shelley, que en 1818 escribió la primera novela de ciencia ficción sobre inteligencia artificial: Frankestein. El de Ada Lovelace (1815-1852), considerada la primera mujer programadora o el de Florence Nightingale (1820-1910), por sus «presentaciones visuales y gráficos estadísticos».

«Queremos hacer visible su trabajo», dice Alex Haché, miembro de Dones Thech, en una entrevista en el Sónar. «Desde 2006 estamos trabajando en tecnoactivismo. Estamos investigando y entrevistando a muchas mujeres para hablar del trabajo que hicieron y nadie conoce. Lo mostramos en todo tipo de narrativas: documentales, cómics, textos… Siempre ha habido mujeres en la ciencia y en la tecnología, y lo hemos intentado mostrar con esta animación».

«¿Sabéis que la primera persona que utilizó una computadora en su casa fue una mujer?», dijo Haché en una mesa redonda sobre mujeres hackers en Sónar+D.

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La idea de mostrar el trabajo de las mujeres surgió de una sencilla observación. «En las estadísticas veíamos que no había mujeres en la tecnología, sin embargo, a mi alrededor siempre ha habido muchas», cuenta Haché. «Entonces pensamos en recoger testimonio de su trabajo y creamos el proyecto de investigación ciberfeminista Lela Coders para buscar la influencia de la mujer en la informática y el software libre. Hay mujeres que hicieron cosas interesantísimas en el franquismo y aún están vivas. Estamos recogiendo esa información».

Lo llamaron ‘lela’ para dotarlo de ironía y, de paso, convertirlo en una «reivindicación». «Sí, no sé hacer esto y qué pasa», aclara Haché.

Después de ocho años investigando sobre el trabajo de muchas mujeres, sobre todo españolas, ahora quieren «ir más lejos y no hablar solo de mujeres», indica. «También nos interesan las personas trans y queer».