Seguridad Holística: Una mujer denuncia que el Hospital Materno de Badajoz se negó a practicarle un aborto terapéutico

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El SES derivó a Nata­lia Calde­rón a una clínica privada porque los gine­có­lo­gos no le daban el trata­mi­ento por obje­ción de conci­en­cia

 

« Este es un problema que hay que solu­ci­o­nar. Noso­tros no elegi­mos esto, nos vimos obli­ga­dos y creo que es hora de abrir un debate público para remo­ver conci­en­cias. Que otra extre­meña en mi situ­a­ción no se vea sin el amparo de la sani­dad pública ».

Quien habla es Nata­lia Calde­rón (35 años, vete­ri­na­ria, Bada­joz), que denun­cia que el Hospi­tal Materno se ha negado a prac­ti­carle un aborto tera­péu­tico y le deri­va­ron a una clínica privada. Dudaba si hacer público su caso, hasta que la pasada semana se cono­ció la misma denun­cia de una médico de Madrid.

El caso de Nata­lia es el sigui­ente. Cuando estaba de 20 sema­nas de gesta­ción, el 4 de agosto, visitó las Urgen­cias de este hospi­tal por la mañana debido a un pequeño sangrado, al que no dieron impor­tan­cia. Se marchó. Por la tarde rompió aguas y volvió.

A la mañana sigui­ente le expli­ca­ron que había perdido todo el líquido amni­ó­tico de la bolsa, lo que ponía en riesgo su vida y afec­taba al desar­ro­llo gene­ral del bebé. « No había opción para nues­tra hija Blanca ». Pulmo­nes y riño­nes no esta­ban listos, lo que hacía que el feto corri­era serio riesgo de malfor­ma­ci­o­nes graves y de ser incom­pa­ti­ble con la vida.

Le indi­ca­ron que iban a espe­rar al fin de semana porque había posi­bi­li­da­des de que se pusi­era de parto de forma natu­ral. Pero no ocur­rió.

« La opción que nos daban era la inter­rup­ción del emba­razo, pero nos deri­va­ban a una clínica privada de Bada­joz o Sevi­lla ». El hospi­tal solo inter­ven­dría si la madre presen­taba compli­ca­ci­o­nes médi­cas o si el feto moría. Mien­tras hubi­era latido fetal, no habría aborto.

Los médi­cos le infor­ma­ron que el bebé mante­nía el latido y que el servi­cio de gine­co­lo­gía del hospi­tal no le iba a faci­li­tar el trata­mi­ento hormo­nal que ella recla­maba para parir a Blanca, tenerla en brazos el tiempo que pudi­era y despe­dirse. Argu­men­ta­ron obje­ción de conci­en­cia.

Le infor­ma­ron de que ella corría peli­gro por infec­ción de útero o secu­e­las a nivel repro­duc­tivo, entre otros posi­bles efec­tos adver­sos. Por ese motivo la ingre­sa­ron y le admi­nis­tra­ron anti­bi­ó­ti­cos durante dos sema­nas.

Alar­gar una agonía

« ¿Qué sentido tiene alar­gar una agonía de esa manera, sabi­endo que ella no iba a poder vivir y que yo corría peli­gro? », se pregunta.

Esa misma cues­tión la plan­teó cada día a los médi­cos, que le repe­tían que mien­tras hubi­era latido ella esta­ría en el hospi­tal contro­lada.

« Me ofre­ci­e­ron la posi­bi­li­dad de ir a Sevi­lla, donde me prac­ti­ca­rían un feti­ci­dio, que consiste en pincharme en la barriga hasta llegar a mi hija y pararle el cora­zón. Y enton­ces sí volve­ría al Materno y aquí la saca­ban. Pero esa no era una opción para mí ». Así que terminó acep­tando lo que no quería, que era acudir a la clínica Guadi­ana Los Arcos. Es la única acre­di­tada en toda la región para reali­zar inter­rup­ci­o­nes volun­ta­rias de emba­razo hasta la semana 14 en la región. « Pero no es lo mismo. Hay que sepa­rar casos como el nues­tro de una elec­ción volun­ta­ria hasta la semana 14 ».

El SES deriva a esta clínica de Bada­joz todos los casos simi­la­res al de Nata­lia que se dan en Extre­ma­dura, también las de la provin­cia de Cáce­res. Es decir, hasta las 22 sema­nas si cumplen los supu­es­tos de la ley de 2010. Extre­ma­dura es una de las cinco regi­o­nes donde los centros públi­cos no prac­ti­can abor­tos en ningún caso.

Para emba­ra­zos que supe­ren las 22 sema­nas, cuya inter­rup­ción debe hacerse con un dicta­men previo de un comité clínico, las extre­meñas deben tras­la­darse a clíni­cas priva­das de Madrid o Sevi­lla.

Nata­lia se deci­dió justo antes de cumplir las 22 sema­nas de gesta­ción porque cumplía los supu­es­tos lega­les. Estos son la exis­ten­cia de un grave riesgo para la vida o salud de la emba­ra­zada, anoma­lías graves en el feto o presen­cia de anoma­lías feta­les incom­pa­ti­bles con la vida, o cuando se detecte en el feto una enfer­me­dad extre­ma­da­mente grave e incu­ra­ble.

Pero Nata­lia no pudo quedarse en el hospi­tal público ni pudo elegir cómo despe­dirse de la niña. Le inter­vi­ni­e­ron quirúr­gi­ca­mente y con anes­te­sia gene­ral.

Por eso esta pacense reivin­dica su dere­cho a reci­bir el trata­mi­ento en el sistema público en un momento muy duro. « Te cier­ran las puer­tas y te deri­van al sistema privado, donde no te dejan elegir cómo fina­li­zar. Noso­tros querí­a­mos un parto lo más natu­ral posi­ble y fue instru­men­ta­li­zado. Esta situ­a­ción no la hemos elegido y querí­a­mos hacerla más humana », añade. « No es de recibo que no puedas tener un final digno. El trauma es mucho mayor y no es justo. Soy sani­ta­ria (vete­ri­na­ria) y nues­tro deber es ahor­rar sufri­mi­ento ».

Enti­ende la obje­ción

Tanto Nata­lia Calde­rón como Víctor Sánchez, su marido, dicen que han encon­trado un apoyo muy sólido en todo el perso­nal del Materno. Agra­de­cen el trato a los matro­nes, auxi­li­a­res y cela­do­res. Y también a los médi­cos. Dicen que ellos enti­en­den la obje­ción de conci­en­cia, pero que no pueden compren­der que el SES no tenga un equipo prepa­rado para aten­der este tipo de casos en toda la región. Tampoco que « el dere­cho a la obje­ción de conci­en­cia de un sani­ta­rio esté por encima al dere­cho a la salud de una mujer ».

Esta semana se ha sabido que el Minis­te­rio de Igual­dad quiere crear un regis­tro de médi­cos obje­to­res para garan­ti­zar el dere­cho al aborto en los hospi­ta­les públi­cos y ha abierto la reforma de la ley de salud sexual para ello a consulta pública.

Nata­lia y su marido, Víctor, conti­núan en estado de shock más de un mes después de que surgi­e­ran los proble­mas en el emba­razo. Dicen estar atra­ve­sando un duelo incom­pren­dido porque escu­chan con insis­ten­cia la frase « sois jóve­nes, ya vendrán otros hijos ». Pero ellos ni olvi­dan a Blanca ni que le hayan impe­dido « despe­dirse » de su hija.

Creen que el sistema sani­ta­rio debía ofre­cer aten­ción psico­ló­gica a las pare­jas que afron­tan una situ­a­ción de este tipo. Ellos han acudido a uno privado desde el comi­enzo del proceso porque el SES no lo ofrece.

Nata­lia Calde­rón cuenta su caso porque quiere reivin­di­car que ninguna extre­meña se vuelva a ver en una situ­a­ción como esta.

El SES revi­sará los proto­co­los

Nata­lia Calde­rón y su marido, Víctor Sánchez, se reuni­e­ron con el conse­jero de Sani­dad, José María Verge­les, para expo­ner­les su caso y su recla­ma­ción la pasada semana. Desde el SES indi­can que el conse­jero se ha compro­me­tido a estu­diar el caso y a revi­sar los proto­co­los.

Sus fami­li­a­res presen­ta­ron su caso a la direc­ción médica del hospi­tal durante el ingreso, donde le tras­la­da­ron que no podían hacer nada ante la obje­ción de conci­en­cia de los médi­cos por ser una deci­sión indi­vi­dual. De momento no han presen­tado una recla­ma­ción por escrito, algo que están bara­jando.

 

 

ROCÍO ROMERO Bada­joz Domingo, 3 octu­bre 2021, 07:42