Radios Libres > Hombres y software libre: reflexiones al hilo del caso Epstein – MediaLAB MIT – Stallman

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Post origi­nal publi­cado aqui

El escán­dalo por la inves­ti­ga­ción peri­o­dís­tica que destapó la rela­ción entre el Medi­a­LAB del MIT y el delin­cu­ente sexual Jeffrey Epstein ha dejado muy mal parado a Richard Stall­man por unas decla­ra­ci­o­nes suyas al respecto.

Sobre los hecho hemos escrito este artí­culo posi­ci­onán­do­nos como Radios Libres. Pero quería también, a título perso­nal, compar­tir algu­nas refle­xi­o­nes acerca de estos hechos tras leer varios artí­cu­los, opini­o­nes y comen­ta­rios dentro de grupos y webs de comu­ni­da­des de soft­ware libre en los que parti­cipó o a los que sigo.

· Es cierto que Richard Stall­man es un tipo muy parti­cu­lar, un “perso­naje” dirían algu­nos, con cier­tas difi­cul­ta­des para las rela­ci­o­nes soci­a­les y que en su vida no se ha carac­te­ri­zado por ser un tipo que caiga bien a todo el mundo.

· Es cierto que desde distin­tos ámbi­tos y dentro de las mismas comu­ni­da­des o de la misma Free Soft­ware Foun­da­tion están apro­ve­chando para “cobrarle” algu­nas deudas pendi­en­tes del pasado y atacar su figura, llegando incluso a su « lincha­mi­ento ».

· Es cierto también que con todo el revu­elo la imagen de la Free Soft­ware Foun­da­tion o del movi­mi­ento de soft­ware libre puede verse manchada o debi­li­tada.

· Es cierto el inmenso e incal­cu­la­ble aporte que Stall­man ha hecho a lo largo de su vida al movi­mi­ento por la liber­tad del soft­ware y la cultura. Su filo­so­fía inspira sitios como este.

Acep­tando todo lo ante­rior, creo que no debe­rí­a­mos caer en la tenta­ción de redu­cir el debate sobre estos puntos, que son las conse­cu­en­cias que están provo­cando las pala­bras de Stall­man y excu­sar los hechos verda­de­ra­mente impor­tan­tes argu­men­tando que son unas “decla­ra­ci­o­nes desa­for­tu­na­das”. Tampoco cerrar rápi­da­mente la discu­sión con aquel argu­mento, muy manido desde la izqui­erda y las orga­ni­za­ci­o­nes soci­a­les, de que si habla­mos “esta­mos haci­endo el juego a los enemi­gos del movi­mi­ento”. Creo que es nece­sa­rio no igno­rar lo suce­dido y enfo­car­nos en discu­tir sobre lo esen­cial.

Las mani­fes­ta­ci­o­nes de Richard Stall­man en torno al caso MIT/Epstein son into­le­ra­bles. Además, no se tratan de unas simples pala­bras en un correo, sino que es una postura que Stall­man manti­ene desde hace tiempo sobre las rela­ci­o­nes sexu­a­les con meno­res y a las que hasta ahora, no habí­a­mos pres­tado ninguna aten­ción.

Cree­mos que la deci­sión de Stall­man de renun­ciar a la FSF fue acer­tada. Un movi­mi­ento y una funda­ción que defi­ende la ética y la liber­tad en el ámbito de la tecno­lo­gía no puede seguir siendo repre­sen­tada por una persona que no se posi­ci­ona clara­mente en la defensa de la liber­tad y los dere­chos de las niñas y los niños. No es cohe­rente.

Recor­de­mos, además, que no sólo Stall­man salió a defen­der al direc­tor del MIT, Joishi Ito. También otros renom­bra­dos hombres del mundo de la cultura como Lessig y Negro­ponte lo han hecho. Basta ya de esta acti­tud de manada de hombres defen­di­endo a hombres por el hecho de ser hombres. No existe una “caza de brujos” desde el movi­mi­ento femi­nista.

Las muje­res han sido y siguen siendo violen­ta­das en todos los ámbi­tos por hombres que ejer­cen su poder y se apro­ve­chan desde su posi­ción: en el cine, en la ópera y también en el ámbito de la tecno­lo­gía y los movi­mi­en­tos soci­a­les. Y los hombres segui­mos empeña­dos en igno­rarlo porque no somos quie­nes sufri­mos las violen­cias sino quie­nes las ejer­ce­mos. Porque además, no debe­mos sopor­tar las violen­cias diarias de gente que se cree con dere­cho sobre nues­tros cuer­pos; porque no debe­mos demos­trar doble­mente lo que sabe­mos; porque no debe­mos escu­char que hemos llegado a pues­tos de geren­cia a través de “favo­res sexu­a­les”; porque no debe­mos sufrir el acoso de machi­trolls en la red y fuera de ella.

El movi­mi­ento del soft­ware libre va más allá de Stall­man y Lessig. Va más allá de cual­quier persona. Somos un colec­tivo. Y será más fuerte en la medida que los hombres que lo ocupa­mos dester­re­mos nues­tro orgu­llo y afanes de lide­razgo, nues­tra prepo­ten­cia y nues­tras justi­fi­ca­ci­o­nes a los violen­tos, como si no tuvi­e­ran nada que ver con nues­tras luchas por el cono­ci­mi­ento libre.

Tene­mos que apren­der, refle­xi­o­nar, hacer auto­crí­tica, y traba­jar acti­va­mente por la cons­truc­ción de espa­cios segu­ros y sin violen­cias hacia las muje­res e iden­ti­da­des diver­sas. Sólo así sere­mos mucho más libres.

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