A Pamela le van a hacer daño y vosotros no hacéis nada

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Monólogo "No sólo duelen los golpes" de Pamela Palenciano
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A la mono­lo­guista y acti­vista Pamela Palen­ci­ano le van a hacer daño. Lo cierto es que ya llevan años haci­én­do­selo, pero va a ir a más. Quedáis avisa­dos, compañe­ros, porque no os veo orga­nizán­doos contra la ultra­de­re­cha que la tiene acosada y violen­tada, que la amenaza de muerte y viola­ción día sí y día también. Pero además la lleva a los tribu­na­les. La expe­ri­en­cia nos dice que cuando los «hombres maltra­ta­dos» de la ultra­de­re­cha saltan de las redes a la calle y los tribu­na­les, acabas pagando. Pagando más de lo que ya llevas pagado.

Pamela Palen­ci­ano repre­senta un monó­logo donde explica que «no solo duelen los golpes». Expone la reali­dad con un lenguaje claro, fresco y sin circun­lo­quios, una reali­dad que, tal y como la cuenta, reco­no­ce­mos la inmensa mayo­ría de las muje­res con una media sonrisa amarga que sin embargo sigue siendo sonrisa gracias a ella, a sus pala­bras y a sus formas.

Por eso molesta, porque suelta verda­des como puños en las que nos reco­no­ce­mos todas. Deja en cueros la violen­cia que sufri­mos a diario, no puñe­ta­zos ni pata­das, sino una exis­ten­cia en la que no tene­mos ni la mitad de los dere­chos que los hombres, da igual si se nos reco­no­cen, porque no se respe­tan. Una exis­ten­cia en la que segui­mos traba­jando el doble que nues­tros compañe­ros a diario sin reco­no­ci­mi­ento econó­mico, donde nos encar­ga­mos de los cuida­dos, una exis­ten­cia en la que muchas, muchí­si­mas se echan a los críos al hombro y siguen avan­zando sin ayuda de los proge­ni­to­res que desa­pa­re­ci­e­ron, y sé de qué hablo. Una exis­ten­cia en la que sali­mos solas a la calle cada vez que matan a una y vemos una marea de muje­res salpi­men­tada con algu­nos hombres. Una reali­dad en la que existe una Asoci­a­ción de Hombres Maltra­ta­dos pero no una asoci­a­ción de hombres contra el maltrato, que debe­ría contar en este momento con cien­tos de miles de tipos enfren­tando la actu­a­ción de sus seme­jan­tes, reco­no­ci­én­dola y plantán­dole cara. Una reali­dad, la que cuenta Palen­ci­ano, en la que toda­vía cami­na­mos solas, y tengo la sensa­ción fune­ral de que cada vez más.

Pues resulta que esa Asoci­a­ción de Hombres Maltra­ta­dos ha denun­ci­ado a Pamela Palen­ci­ano de un «delito de odio contra los hombres». ¡¡Un delito de odio contra los hombres!! Sería para partirse la caja si no resul­tara sini­es­tro. Una asoci­a­ción machista hasta la médula denun­cia a la mujer que les saca las vergüen­zas, a la mujer que los retrata, a la mujer que pone la cara por las muje­res maltra­ta­das, que de una u otra manera somos todas. Todas, carajo, todas.

El delito de odio no es apli­ca­ble a los hombres, para empe­zar, porque no son una mino­ría vulne­ra­ble. Pero no pasa nada con eso, porque cabe la posi­bi­li­dad, tal y como van avan­zando las cosas, de que acaben vién­dose a sí mismos como esa «mino­ría vulne­ra­ble» y siem­pre tendrán un juez a mano que les acari­cie el lomo. Y ese lomo es el de una bestia. Funci­o­nan como una manada que agarra a su presa y no la suelta. Están acos­tum­bra­dos a ello y eso es preci­sa­mente lo que hacen con Pamela Palen­ci­ano. Desde hace años.

Son los hombres que pien­san que están tan maltra­ta­dos como las muje­res, o más. Los hombres que pien­san que las muje­res somos las maltra­ta­do­ras y así lo cuen­tan, porque también hay medios de comu­ni­ca­ción que les dan voz. Son los que difun­den que las madres matan a sus hijos, que les incul­can el odio al padre, como si a hijas e hijos de maltra­ta­do­res les hici­era falta que vini­era alguien, la madre o el Papa de Roma, a contar­les lo que han visto con sus propios ojos. Son los machos que consi­de­ran una afrenta cada denun­cia de agre­sión, aunque no se refi­era a ellos, que se iden­ti­fi­can y les ofende cada cifra contras­tada, cada dato sobre las cons­tan­tes humi­lla­ci­o­nes y tortu­ras a muje­res. Hombres, en fin, tan bestias que creen que puede exis­tir un «delito de odio contra los hombres».

Pamela Palen­ci­ano lleva desde 2017 reci­bi­endo amena­zas y agre­si­o­nes cons­tan­tes. Pero, como ella dice, «esto que está pasando ahora es lo más heavy que he vivido». Lo más heavy es que no te atre­vas a salir de casa porque la calle se ha conver­tido en un infi­erno. Pero, sobre todo, lo más heavy es vivir en una soci­e­dad donde una panda de mastu­er­zos asoci­a­dos te pueda llevar a juicio por denun­ciar una violen­cia evidente, habi­tual y contras­tada.

Pamela Palen­ci­ano explica a los meno­res qué es la violen­cia para que sepan reco­no­cerla y para que no la ejer­zan. Su labor debe­ría multi­pli­carse en cada centro educa­tivo de España, pero justo por ello la denun­ci­a­ron. La Asoci­a­ción de Españo­les contra la Corrup­ción le puso una denun­cia en 2019 por maltrato a meno­res. A ella, cuya labor, exce­lente, es justo la contra­ria. Dos años antes le habían acusado de apolo­gía de la violen­cia. Y ahora, esa panda de la Asoci­a­ción de Hombres Maltra­ta­dos la lleva a los tribu­na­les –ya discul­parán que insista, pero la cosa lo ameri­ta– por «delito de odio contra los hombres».

Más allá de que ese delito es impo­si­ble por defi­ni­ción, el problema, de nuevo, no está en esa horda de igno­ran­tes que lo cree posi­ble y que trata con todos sus medios de amedren­tar a las muje­res que luchan por la igual­dad y contra la violen­cia. El problema, de nuevo, está en los que callan.

Porque a Pamela Palen­ci­ano llevan tiempo haci­én­dole daño, mucho, haci­én­dole la vida impo­si­ble. Pero ahora han dado un paso más, y no pararán.

A Pamela Palen­ci­ano le van a hacer daño, y voso­tros, los hombres «soli­da­rios», los que os llamáis femi­nis­tas y clamáis contra la violen­cia machista no os veo hacer nada. Le van a hacer daño, estáis avisa­dos, para que ninguno diga después que no lo sabía.

 

 

Cris­tina Fallarás

Foto­gra­fía: La mono­lo­guista Pamela Palen­ci­ano. CHRIS­TIAN GONZÁ­LEZ.