Las violencias sexuales son una expresión evidente de las desigualdades de género y se realizan todos los días, en fiestas, calles y casas. La cultura de la violación normaliza y sostiene estas violencias.
Más allá de la violación, se da de múltiples maneras: cuando tocan tu cuerpo sin tu deseo, cuando se insinúan o relacionan con gestos o fotos que no quieres, cuando interpretan que un juego de seducción es justificación para acceder a tu cuerpo o cuando la relación que quieres llega a un punto que no buscas.
Ilustradora: Esmeralda
Este es un taller sobre la práctica del consentimiento, donde entrenarlo con ejercicios y dinámicas corporales y de comunicación.
En él identificamos distintas manifestaciones de la violencia sexual y compartimos herramientas para poner límites, legitimar nuestras necesidades, comunicarnos de manera asertiva, aceptar el ‘no’ como respuesta, creer a las víctimas y nombrar al monstruo.
Proponemos construir relaciones sexuales seguras y consensuadas y encontrar estrategias realistas para hacerlas posibles, siempre desde el disfrute de la sexualidad. La cultura del consentimiento puede ser sexi y juguetona.
Queremos tomar decisiones sobre nuestras sexualidades, nuestros cuerpos y nuestras vidas. Y por ello, también es una propuesta orientada hacia la transformación, con el objetivo de dotar herramientas para la construcción de una cultura del consentimiento frente a la instalada cultura de la violación.