Pocos saben que parte significativa de la historia de la computación latinoamericana proviene de mujeres argentinas. En los años 1960 se creó el primer lenguaje de programación en Argentina, llamado «Compilador del Instituto de Cálculo» (ComIC).
Un lenguaje de programación es el conjunto de «reglas gramaticales» e instrucciones para una computadora, y esta historia cuenta la apropiación tecnológica por programadoras, matemáticas y pedagogas de acuerdo a un contexto histórico lleno de transformaciones tecnológicos y políticos. Es así como mujeres enseñaron a la primera computadora científica del país de la época «a hablar.»
Solo unos años después de que las mujeres pudiesen votar en la Argentina, y en un contexto tumultuoso que vio nacer a varias dictaduras, un grupo de mujeres estudiantes recién graduadas de la primera generación de la carrera en Computador Científico construyeron ComIC para complementar la computadora nacional «Clementina.» En ese entonces, la computación era considerada como un servicio público.
Estas historias latinoamericanas no suelen formar parte de la historia reconocida de la computación, y el papel de las mujeres fue borrado, o olvidado, aún cuando fueron parte fundacional de la misma. La programadora uruguaya Gaba enfatiza a Global Voices que todos tenemos historias de tecnología y es importante recuperarlas.
[Por ello,] recuperar la historia con nuestra tecnología, en este caso la historia en Argentina y mujeres en el desarrollo de la tecnología, también es parte de recuperar nuestra propia historia.
En esa época, la computación no era considerada como un campo más masculino, a diferencia de hoy donde las mujeres son una minoría en las ciencias tecnológicas. La investigadora Sasha Costanza-Chock cuenta en su libro Design Justice:
La poca diversidad en tecnología no ha existido siempre. Inicialmente las computadoras eran personas haciendo cálculos, principalmente mujeres. Cuando la tecnología tomó relevancia, los hombres tomaron la industria.