Imaginar un Principio Feminista para Internet que ponga en el centro la justicia ambiental

Imatge

Intro­duc­ción

En julio 2019, 26 muje­res de diver­sas proce­den­cias nos junta­mos durante tres días en Chia­pas, al sur de México, en un encu­en­tro hack­fe­mi­nista sobre tecno­lo­gía y afec­tos. Desde allí nos propu­si­mos también imagi­nar un prin­ci­pio femi­nista para una inter­net que se centrara en los cuida­dos de los cuer­pos y la Tierra. Un prin­ci­pio que hablara de promo­ver el respeto a los dere­chos huma­nos y colec­ti­vos y que teji­era polí­ti­cas de corres­pon­sa­bi­li­dad e inter­co­ne­xión con todas las formas de vida y la vida de los terri­to­rios. El encu­en­tro se replicó parci­al­mente meses más tarde en Colima y Guada­la­jara, dos ciuda­des del centro del país.

La riqueza y la magia de estos encu­en­tros alimen­ta­ron otros dos momen­tos en los que un grupo más amplio de perso­nas compar­tió expe­ri­en­cias, sueños, resis­ten­cias y tris­te­zas y sugi­rió pasos basa­dos en la acción femi­nista hacia una inter­net que respete todas las formas de vida. La primera fue una sesión durante la reunión de miem­bros de APC en octu­bre de 2020, titu­lada «No quiero derri­bar montañas para poder usar inter­net: Desco­lo­ni­zar la tecno­lo­gía como un acto de cuidado hacia la Tierra y las perso­nas». En novi­em­bre de 2020, durante el Foro de Gober­nanza de Inter­net (IGF, por sus siglas en inglés), APC y Sursi­endo co-orga­ni­za­ron la reunión preli­mi­nar “Justi­cia ambi­en­tal y una inter­net anti-extrac­tiva: Inci­dir en las deci­si­o­nes polí­ti­cas a través del desar­ro­llo de un prin­ci­pio femi­nista”.

En este reporte compar­ti­mos diver­sos momen­tos del encu­en­tro Hack­fe­mi­nista sobre Tecno­lo­gías y Afec­tos que sirvi­e­ron como marco para imagi­nar un Prin­ci­pio Femi­nista para Inter­net centrado en la justi­cia ambi­en­tal. Suma­mos además algu­nas de las refle­xi­o­nes reco­gi­das en los sigui­en­tes dos espa­cio.

Ante­ce­den­tes de los Prin­ci­pios Femi­nis­tas para Inter­net

Los Prin­ci­pios Femi­nis­tas para Inter­net (FPI, por sus siglas en inglés)1 son una serie de enun­ci­a­dos que ofre­cen una pers­pec­tiva sobre género y dere­chos sexu­a­les y repro­duc­ti­vos y su rela­ción con los dere­chos funda­men­ta­les en Inter­net. Se redac­ta­ron en una primera reunión llamada “Imagina una Inter­net Femi­nista” que tuvo lugar en Mala­sia en abril de 2014. El encu­en­tro fue orga­ni­zado por APC y reunió a 50 acti­vis­tas y defen­so­ras que traba­jan dere­chos sexu­a­les, dere­chos de las muje­res, violen­cia contra las muje­res y dere­chos en el entorno digi­tal. En julio de 2015 se cele­bró una segunda reunión “Imagina una Inter­net Femi­nista”, en la que un nuevo grupo de 40 acti­vis­tas deba­tió, elaboró y revisó este conjunto de prin­ci­pios.

En la actu­a­li­dad exis­ten un total de 17 prin­ci­pios, orga­ni­za­dos en cinco grupos: Acceso, Movi­mi­en­tos y parti­ci­pa­ción pública, Econo­mía, Expre­sión y Agen­cia. En conjunto, estos prin­ci­pios preten­den propor­ci­o­nar un marco para que los movi­mi­en­tos de muje­res arti­cu­len y explo­ren temá­ti­cas rela­ci­o­na­das con la tecno­lo­gía. Dese­a­mos fina­li­zar pronto el 18º prin­ci­pio sobre el ambi­ente.

Los Prin­ci­pios Femi­nis­tas para Inter­net (FPI, por sus siglas en inglés) son una serie de enun­ci­a­dos que ofre­cen una pers­pec­tiva sobre género y dere­chos sexu­a­les y repro­duc­ti­vos y su rela­ción con los dere­chos funda­men­ta­les en Inter­net.

Los FPI están actu­al­mente dispo­ni­bles en 11 idio­mas.2

Refle­xi­o­nes desde Chia­pas y más allá

La expe­ri­en­cia de acer­carse a proce­sos-otros, ¿nos abre mundos de posi­bi­li­da­des? Con esa moti­va­ción y la de muchas conver­sa­ci­o­nes entre las convo­can­tes3 invi­ta­mos al encu­en­tro hack­fe­mi­nista Tecno­lo­gía y Afec­tos: ¿Cómo bosque­jar polí­ti­cas de la co-respon­sa­bi­li­dad?4 reali­zado en julio de 2019 en Chia­pas, al sur de México. Allí, 26 muje­res de diver­sas proce­den­cias pensa­mos juntas sobre los espa­cios digi­ta­les desde nues­tras expe­ri­en­cias situ­a­das traba­jando alre­de­dor de las tecno­lo­gías, los cuida­dos, las luchas femi­nis­tas, defen­so­ras del terri­to­rio, acadé­mi­cas, acti­vis­tas.

Es cada vez más frecu­ente pensar la rela­ción entre tecno­lo­gías digi­ta­les y afec­tos. En el marco del encu­en­tro nos resul­taba impor­tante abrir un espa­cio para deba­tir qué está­ba­mos enten­di­endo noso­tras al respecto, dentro de esta colec­ti­vi­dad que invi­taba a diver­sas luchas y proce­sos. Centra­mos nues­tros espa­cios de refle­xión-acción en la cons­truc­ción de tecno­lo­gías dignas y justas con noso­tras y el ambi­ente. Si despo­li­ti­zar es desa­fec­tar las rela­ci­o­nes, nues­tro propó­sito era poli­ti­zar y tejer­nos a través de los afec­tos y las afec­ta­ci­o­nes. Nues­tro propó­sito fue tejer polí­ti­cas de co-respon­sa­bi­li­dad.

En la actu­a­li­dad, estas tecno­lo­gías han brin­dado alcan­ces y posi­bi­li­da­des de inter­re­la­ción, crea­ción y cono­ci­mi­ento como nunca antes en la histo­ria de la huma­ni­dad. Esos logros son contun­den­tes y visi­bles sobre todo cuando ayudan, apoyan o impul­san el respeto de dere­chos huma­nos y colec­ti­vos.

Centra­mos nues­tros espa­cios de refle­xión-acción en la cons­truc­ción de tecno­lo­gías dignas y justas con noso­tras y el ambi­ente.

A pesar de esto, se eviden­cia cada vez más cómo la ideo­lo­gía subya­cente en el diseño, desar­ro­llo y cons­truc­ción de estas tecno­lo­gías abonan a un modelo que invi­si­bi­liza los despo­jos, abusos y viola­ci­o­nes a esos mismos dere­chos que pretende cobi­jar, tanto en nues­tros entor­nos cerca­nos como en la vida de otras perso­nas en luga­res más aleja­dos. “La tecno­lo­gía no es en abso­luto neutral, siem­pre refleja los idea­les de aque­llos que la finan­cian”.5

La mate­ri­a­li­dad tecno­ló­gica se implica con un modelo extrac­tivo de “recur­sos” natu­ra­les, huma­nos, técni­cos. El entre­co­mi­llado responde a nombrarlo según la forma en la que el mercado, las indus­trias y sus mode­los de pensa­mi­ento se rela­ci­o­nan con ellos. Toda inter­re­la­ción o cono­ci­mi­ento está sujeto a ser mone­ti­zado dentro de los valo­res del mercado. Su ideo­lo­gía oculta sus lastres. Vemos brillan­tes y velo­ces nuevos apara­tos de cone­xión. Compu­ta­do­ras, telé­fo­nos, table­tas, relo­jes, semá­fo­ros, refri­ge­ra­do­res, coches, caje­ros automá­ti­cos mante­ni­endo comu­ni­ca­ci­o­nes más “efici­en­tes e inme­di­a­tas”, que están “a la vanguar­dia del futuro y el progreso” y “al alcance de todas las perso­nas.”6 Impli­can liber­tad, demo­cra­cia, civi­li­za­ción, inno­va­ción y desar­ro­llo. No nos dicen cómo. No nos dicen para qué. No nos dicen para quién.

Dicho modelo extrac­tivo refu­erza las lógi­cas de extrac­ción indis­cri­mi­nada de bienes como el agua, los mine­ra­les, el aire, las perso­nas y los proce­sos como la produc­ción de ener­gías, compu­es­tos quími­cos; desde trans­for­ma­ción de mate­ri­a­les hasta la acumu­la­ción de datos perso­na­les y comu­ni­ta­rios como su prin­ci­pal commo­dity.7 El capi­ta­lismo neoli­be­ral y las tecno­lo­gías digi­ta­les, como hijo obedi­ente, basan sus formas de produc­ción y consumo en el creci­mi­ento ilimi­tado de las econo­mías de mercado. No permite otras formas de econo­mía posi­bles. No permite otras formas de rela­ción con les otres y lo otro. Es un pensa­mi­ento único, lineal y acumu­la­tivo.

Sin embargo, se asig­nan nombres y etique­tas que no lo eviden­cian. Tene­mos muchos adje­ti­vos para nombrar acci­o­nes vacías de cuida­dos hacia las perso­nas y el ambi­ente: respe­tu­oso, soste­ni­ble, cons­ci­ente, respon­sa­ble, ecoló­gico, mien­tras otras formas de pensa­mi­ento, vida y rela­ci­o­nes son seña­la­das como “contra­rias” al desar­ro­llo y el bienes­tar de la huma­ni­dad.

Pero pensar dentro del capi­ta­lismo solo posi­bi­lita plan­tear solu­ci­o­nes capi­ta­lis­tas. Para noso­tras las tecno­lo­gías no son arte­fac­tos sino dispo­si­ti­vos rela­ci­o­na­les. Son rela­ci­o­nes de impli­ca­ción, de afec­ta­ción, de cuidado y tejido colec­tivo. Por eso permi­tir­nos imagi­nar8 fuera de este modelo de desar­ro­llo resulta esen­cial para tejer otras formas de rela­ci­o­nar­nos. Estas narra­ti­vas nos dicen que no pode­mos pensar fuera del modelo de consumo impe­rante. Y que, si se puede, no pode­mos hacerlo noso­tras. Pero el cono­ci­mi­ento experto no es la única manera de acer­carse a un cono­ci­mi­ento. Pode­mos hacerlo también desde la curi­o­si­dad y la expe­ri­men­ta­ción.

Tene­mos muchos adje­ti­vos para nombrar acci­o­nes vacías de cuida­dos hacia las perso­nas y el ambi­ente: respe­tu­oso, soste­ni­ble, cons­ci­ente, respon­sa­ble, ecoló­gico, mien­tras otras formas de pensa­mi­ento, vida y rela­ci­o­nes son seña­la­das como “contra­rias” al desar­ro­llo y el bienes­tar de la huma­ni­dad.

Para cami­nar en este vivir la tecno­lo­gía como una trama de rela­ci­o­nes teji­das por las afec­ta­ci­o­nes y los afec­tos, durante los días del encu­en­tro presen­ta­mos diver­sos momen­tos y pers­pec­ti­vas. Nos dispu­si­mos a estar en el presente con ejer­ci­cios para poner en primer plano otros senti­dos, como el audi­tivo, dibu­ja­mos nues­tras iden­ti­da­des prefe­ri­das e inici­a­mos preguntán­do­nos ¿la noción que hemos encar­nado sobre la tecno­lo­gía es justa con nues­tros cuer­pos, afec­tos y entor­nos?¿Cómo rees­cri­bir la tecno­lo­gía para hacer posi­ble otros futu­ros donde el cuidado y la co-respon­sa­bi­li­dad se encu­en­tren presen­tes? ¿Cuá­les son las frases que quere­mos que digan nues­tras tecno­lo­gías futu­ras?

Recor­ri­mos la arqui­tec­tura actual de inter­net a través de varios de sus obje­tos con la inten­ción de reco­no­cer sus mate­ri­a­li­da­des y cone­xi­o­nes para pregun­tar­nos ¿cómo puede ser más cercana y digna para noso­tras? Monta­mos servi­cios de comu­ni­ca­ción y alma­ce­na­mi­ento de infor­ma­ción en una Rasp­berry-Pi y ensaya­mos cómo mante­ner­los en el día a día. Invi­ta­mos a nues­tras compañe­ras defen­so­ras del terri­to­rio a compar­tir sus luchas, moti­va­ci­o­nes, cosmo­vi­si­o­nes, deseos y espe­ran­zas. Viaja­mos a través de las rutas de la tecno­lo­gía tomando como ejem­plo las cade­nas de sumi­nis­tro en la produc­ción de un celu­lar para iden­ti­fi­car sus afec­ta­ci­o­nes en los terri­to­rios, corpo­ra­li­da­des y rela­ci­o­nes labo­ra­les. Con todos estos momen­tos de insu­mos, pláti­cas, refle­xi­o­nes y “pasar por el cuerpo” llega­mos a propo­ner­nos varias acci­o­nes de futuro, entre ellas, imagi­nar un Prin­ci­pio para una Inter­net Femi­nista que atienda a la justi­cia ambi­en­tal.

Para ello reto­ma­mos las imáge­nes que repre­sen­ta­ban algu­nos de los obje­tos de la infra­es­truc­tura actual de inter­net: saté­li­tes, cables subma­ri­nos, gran­des venti­la­do­res, gran­jas de servi­do­res, alma­ce­nes de ener­gía, tubos, módems, ante­nas, compu­ta­do­ras, celu­la­res y otros dispo­si­ti­vos. Resultó urgente pregun­tar­nos qué compar­ti­mos, con quié­nes nos comu­ni­ca­mos y para qué lo hace­mos. ¿Nece­si­ta­mos toda esa infor­ma­ción dispo­ni­ble durante todo el tiempo? Por diseño todo se “guarda”. Eso responde a un modelo de nego­cios que, además, permite perfi­lar­nos para el consumo de produc­tos, servi­cios e ideo­lo­gías. ¿Cómo puede ser nues­tra rela­ción con la tecno­lo­gía más digna para noso­tras? Estas pregun­tas nos permi­ten pensar en otras opci­o­nes de cone­xión, elegir­las noso­tras a ellas y no a la inversa. También nos permi­ti­e­ron reco­no­cer cuánto tiempo quer­rí­a­mos dedi­car a hacer posi­ble esas otras cone­xi­o­nes.

Una inter­net terri­to­rial y femi­nista tiene que ver con las formas de produc­ción para mirar otros pensa­mi­en­tos y prác­ti­cas que se pueden poner en marcha. Nos invi­ta­mos a re-armar una inter­net que nos permita hacer visi­ble cómo sería si respon­di­era a consu­mir lo que nece­si­ta­mos, cons­truir con quie­nes dese­a­mos y romper con la noción de cono­ci­mi­ento experto, poli­ti­zando los cuida­dos, cues­ti­o­nando a qué nos refe­ri­mos con estos térmi­nos, que no son univer­sa­les. Y también, como dije­ron compañe­ras en Colima a “decir corto, hablar lento y escu­char profundo”.

Nos invi­ta­mos a re-armar una inter­net que nos permita hacer visi­ble cómo sería si respon­di­era a consu­mir lo que nece­si­ta­mos, cons­truir con quie­nes dese­a­mos y romper con la noción de cono­ci­mi­ento experto, poli­ti­zando los cuida­dos, cues­ti­o­nando a qué nos refe­ri­mos con estos térmi­nos, que no son univer­sa­les.

Hici­mos este ejer­ci­cio de pensar una inter­net femi­nista rela­ci­o­nada con la justi­cia ambi­en­tal en Chia­pas primero y unos meses más adelante en espa­cios de réplica del encu­en­tro que reali­za­mos en Colima y Guada­la­jara.9 Las pala­bras a conti­nu­a­ción son expre­sión entre­la­zada de estos espa­cios de refle­xión.

Dentro de las carac­te­rís­ti­cas de las redes nota­mos que siguen sin consi­de­rarse a perso­nas y entor­nos. Pensa­mos que la auto­no­mía en las infra­es­truc­tu­ras debe ser trans­ver­sal e ir contra la explo­ta­ción de seres vivos, resig­ni­fi­cando la concep­ción misma de lo vivo. Puede hacerse compar­ti­endo infra­es­truc­tura, soft­ware, redes, con servi­cios comu­ni­ta­rios y coope­ra­ti­vos pero también desde la desa­ce­le­ra­ción y la no-nece­si­dad de tener acceso a todo lo compar­tido todo el tiempo. Reto­ma­mos la idea de las tecno­lo­gías domés­ti­cas vinculán­dolo con el cuidado fami­liar y colec­tivo y así llega­mos a puntu­a­li­zar la impor­tan­cia del descanso para la vida misma: apli­car estas lógi­cas en la tecno­lo­gía impli­ca­ría enten­der que las máqui­nas también “tienen que descan­sar”.

Llega­mos a la espi­ral como un diagrama que distri­buye nues­tras comu­ni­ca­ci­o­nes en pocos nodos, yendo de lo pequeño a lo grande, esca­la­dos, entre­la­za­dos, con los cuales rees­cri­bir las nece­si­da­des de comu­ni­ca­ción y encon­trar dife­ren­tes rutas para satis­fa­cer­las en rela­ción a cuál es el impacto que quere­mos tener.

En esta visión está impli­cada la propu­esta de descen­tra­li­zar de una forma en la que poda­mos conec­tar­nos y hacer usos estra­té­gi­cos con lo ya exis­tente, vinculán­do­nos con otros terri­to­rios y sus luchas en redes fede­ra­das, convi­vi­endo con diver­sas formas de comu­ni­ca­ción y con la orali­dad.

Nos propu­si­mos gene­rar un código propio femi­nista inter­sec­ci­o­nal e inter­cul­tu­ral para cons­truir una inter­net donde habi­tan nuevas formas de perci­bir el tiempo de la natu­ra­leza, lo humano, lo perso­nal y lo inter­ge­ne­ra­ci­o­nal desar­ro­llando el instinto, los senti­dos, la memo­ria y la obser­va­ción. Este código tendría que ir cifrado, conta­ría con un alma­ce­na­mi­ento local y un debate abierto sobre sus usos dentro de las comu­ni­da­des que lo gesti­o­nan. Una inter­net cuyos dispo­si­ti­vos fueran ante­nas repe­ti­do­ras para así no depen­der de gran­des infra­es­truc­tu­ras de cable­ado.

Nos propu­si­mos gene­rar un código propio femi­nista inter­sec­ci­o­nal e inter­cul­tu­ral para cons­truir una inter­net donde habi­tan nuevas formas de perci­bir el tiempo de la natu­ra­leza, lo humano, lo perso­nal y lo inter­ge­ne­ra­ci­o­nal desar­ro­llando el instinto, los senti­dos, la memo­ria y la obser­va­ción.

Algu­nas de estas prác­ti­cas también defi­ni­rían las carac­te­rís­ti­cas de las ener­gías que quere­mos que alimen­ten nues­tra inter­net. Sabe­mos que hay otras tecno­lo­gías cada vez más vincu­la­das a la natu­ra­leza. Haci­endo un ejer­ci­cio espe­cu­la­tivo imagi­na­mos nues­tras tecno­lo­gías digi­ta­les como un sistema de obser­va­ción que siga los ciclos de creci­mi­ento de las plan­tas, que limite su evolu­ción para permi­tir emer­ger otras posi­bi­li­da­des de susten­ta­bi­li­dad. Esta adap­ta­ción impli­ca­ría enten­der­nos como un ciclo con la natu­ra­leza, donde recu­pe­re­mos sus proce­sos de rege­ne­ra­ción y lo apli­que­mos a las rela­ci­o­nes soci­a­les.

Vemos la co-respon­sa­bi­li­dad como un esfu­erzo colec­tivo para conser­var y soste­ner la vida que a su vez podrá modi­fi­car el sentido comu­ni­ta­rio. Impli­ca­ría la resig­ni­fi­ca­ción del trabajo como tequio10 también para la gene­ra­ción de ener­gías cerca­nas, de bajo impacto, que se produz­can desde el compos­taje, la reuti­li­za­ción de la basura y las aguas grises para el enfri­a­mi­ento de los pequeños centros de datos, que a su vez tendrían hora­rios de encen­dido y apagado.

Revi­sando las carac­te­rís­ti­cas de los dispo­si­ti­vos llega­mos a pregun­tar­nos ¿qué pasa con la basura espa­cial? Nece­si­ta­mos meca­nis­mos para recu­pe­rarla, hacer­nos cargo de ella. Desde lo coti­di­ano pensa­mos en dispo­si­ti­vos compar­ti­dos, reusa­bles y modu­la­res que renun­cien a valo­res univer­sa­les de diseño para apli­car un diseño situ­ado adap­ta­ble a las comu­ni­da­des que los usan y que valore el contacto humano como punto de partida para crear juntes.

Una inter­net femi­nista respeta la vida en todas sus formas, no la consume. Nues­tra propu­esta de un prin­ci­pio femi­nista para inter­net en rela­ción con el ambi­ente resig­ni­fica el cuidado hacia una ética de los cuida­dos colec­ti­vos al elegir sobre diseño, extrac­ción, produc­ción, consumo y dese­cho de las tecno­lo­gías impli­ca­das.

Admi­ti­mos que se trata de un ideal complejo y que la como­di­dad es un reto e incluso un peli­gro para lograrlo. Nos invi­ta­mos a comen­zar vinculán­do­nos con las comu­ni­da­des que ya están haci­endo estos proce­sos y apoyar una educa­ción básica donde se pueda concen­trar lo idea­li­zado. Nos propu­si­mos un ejer­ci­cio cons­tante de acer­car­nos a otras formas tempo­ra­les y espa­ci­a­les de enten­der la comu­ni­ca­ción, asumi­endo que no son formas univer­sa­les e insis­ti­mos en hacerlo desde la diver­si­dad.

Una inter­net femi­nista respeta la vida en todas sus formas, no la consume. Nues­tra propu­esta para un prin­ci­pio de inter­net femi­nista en rela­ción con el ambi­ente resig­ni­fica el cuidado hacia una ética de los cuida­dos colec­ti­vos al elegir sobre diseño, extrac­ción, produc­ción, consumo y dese­cho de las tecno­lo­gías impli­ca­das.

Final­mente puntu­a­li­za­mos que no quere­mos una única propu­esta que se vuelva hege­mó­nica, sino que cada grupo y comu­ni­dad desde sus contex­tos y situ­a­ci­o­nes pueda encon­trar la estra­te­gia que más les aporte a la cons­truc­ción de mundos más dignos. En este sentido pensa­mos que la apuesta es imagi­nar diseños que partan del valor local y para ello es impor­tante renun­ciar a los valo­res de la econo­mía global. El desa­fío empi­eza por ser capa­ces de imagi­narlo.

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Jueves, Abril 22, 2021

por Jes Ciacci