Electropsias: repensar nuestra relación con la tecnología

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Por Cons­tanza Piña y Yotzin Viacobo Huitrón /7 mar 2019

 

 
 

Yotzin: Dentro de las refle­xi­o­nes a las que te ha llevado tu trabajo, ¿cuál dirías que es el papel de las máqui­nas en nues­tra soci­e­dad?

Cons­tanza: Desde mi trabajo hago una refle­xión de la cultura capi­ta­lista en la que vivi­mos, de las máqui­nas y de las tecno­lo­gías que utili­za­mos. Me inter­esa mucho que las repen­se­mos y refor­mu­le­mos, para no quedar­nos en un estado de alie­na­ción, sino enten­der­las e inser­tar­las en nues­tra vida coti­di­ana de una forma más amable.

Yotzin: ¿Cómo fue que comen­zaste a conce­bir a la máquina como exten­sión del cuerpo a la par de su funci­o­na­mi­ento y su ejecu­ción?

Cons­tanza: Siem­pre pensé que las máqui­nas son exten­si­o­nes de nues­tro cuerpo. Estu­dié danza y desde ahí llegué a la tecno­lo­gía. Me gusta la idea de que nos poda­mos exten­der a través de las herra­mi­en­tas y a través de ellas poda­mos desar­ro­llar­nos en nues­tro trabajo. Me gusta pensar la tecno­lo­gía como una exten­sión.

Copper­nica, mini sinte­ti­za­dora táctil diseñada por Cons­tanza Piña. Imagen corte­sía de la artista.

Yotzin: ¿Cómo fue que ligaste la danza con la tecno­lo­gía?

Cons­tanza: Mi interés por la tecno­lo­gía comenzó cuando estu­di­aba danza. Imagi­naba que noso­tras mismas podrí­a­mos desar­ro­llar máqui­nas que nues­tro cuerpo no tenga que adap­tarse a ellas, sino adap­tar las máqui­nas a nues­tro cuerpo. Así empecé a pensar en ese vínculo de la tecno­lo­gía con el cuerpo como una próte­sis.

Yotzin: ¿Cómo es que tu trabajo de Do It Your­self, el trabajo auto­ges­tivo, el hand­made y la educa­ción inde­pen­di­ente se contra­po­nen con el tecno­cen­trismo, el capi­ta­lismo o con siste­mas de educa­ción norma­dos?

Cons­tanza: Cuando empecé a traba­jar con tecno­lo­gía lo más fácil fue utili­zar lo que ya tenía a la mano. Se me hacía muy costoso conse­guir cosas, a la vez que en el contexto en el que estaba no tenía mucho acceso a algu­nas tecno­lo­gías de última gene­ra­ción. Desde ahí le di la vuelta y dije: “Puedo traba­jar con reci­claje, con obje­tos case­ros, eso que llaman la baja tecno­lo­gía”. Me di cuenta que para las muje­res el acceso a estas tecno­lo­gías sucede mayor­mente con la divi­sión del trabajo respecto al género. Por lo gene­ral, el bordado, las telas, el trabajo domés­tico, la cocina y un montón de traba­jos que las muje­res hacen no se consi­de­ran alta tecno­lo­gía y por lo tanto tampoco son muy bien remu­ne­ra­dos.

Así fue que me inter­esé mucho en las manu­a­li­da­des y en la elec­tró­nica. Empecé a desba­ra­tar muchos arte­fac­tos elec­tró­ni­cos para poder enten­der cómo funci­o­na­ban, darle un uso crea­tivo a sus piezas y así repen­sar la tecno­lo­gía para usos esté­ti­cos, artís­ti­cos o poéti­cos, más que técni­cos. Ahora también puedo decir que lo hago desde una pers­pec­tiva femi­nista. Me inter­esó traba­jar con la elec­tró­nica desde las manu­a­li­da­des y me gustó la inser­ción de mi trabajo en este mundo capi­ta­lista porque sentí que era una contra­parte, una manera de decir: “No nece­sito caer en esta cadena de consumo para poder diseñar arte elec­tró­nico, sino que puedo usar estra­te­gias de crea­ción acor­des con la reali­dad y tecno­lo­gías loca­les, con mi cuerpo y las tecno­lo­gías apren­di­das como mujer”. 

En ese sentido comencé a enseñar y sentí que era muy impor­tante gene­rar comu­ni­da­des en torno a estos temas porque si no tene­mos un pensa­mi­ento crítico frente a las tecno­lo­gías somos consu­mi­do­res igno­ran­tes, gene­ra­mos basura y caemos en estas cade­nas de produc­ción muchas veces inne­ce­sa­rias. Para mí, la educa­ción y las comu­ni­da­des son súper impor­tan­tes para poder traba­jar con auto­no­mía.

 
Cons­tanza Piña en un taller de sinte­ti­za­do­res hechos a mano en DaJaus, Buenos Aires. 2014. Imagen corte­sía de la artista.

Yotzin: ¿Podrías darnos una defi­ni­ción de ‘anar­quía elec­tró­ni­ca’ y sus puntos de contacto con el hackeo de hard­ware, hard­ware abierto, etcé­tera?

Cons­tanza: Claro, las tecno­lo­gías open source, o sea las de código abierto, también son muy impor­tan­tes para mí porque es través de ellas que pode­mos comen­zar un diálogo más interno con las máqui­nas. Para mí la anar­quía elec­tró­nica es hackear todo lo que puedas hackear.

Esta­mos rode­a­dos de máqui­nas que no han sido diseña­das por muje­res. Las disci­pli­nas del  diseño, la publi­ci­dad, produc­ción e inge­ni­e­ría están domi­na­das por hombres, y muchas perso­nas en cargosde poder son hombres. Por lo tanto, son ellos quie­nes pien­san y deci­den cómo son las cosas en este mundo e inclu­sive crean la imagen de la mujer y los produc­tos que utili­za­mos.

Una visión lati­no­a­me­ri­cana de la tecno­lo­gía que comparto consi­dera que esta­mos en una región de países explo­ta­dos, de donde se obti­e­nen recur­sos mine­ra­les para la produc­ción de todo lo que utili­za­mos. A partir de esa visión, dije: “No quiero seguir con esta ruta de produc­ción que signi­fica explo­ta­ción para otros”. Ahí es donde me gusta usar la idea de anar­quía elec­tró­nica en un sentido de libe­ra­ción, de ser libres en la crea­ción y uso de las tecno­lo­gías, en el repen­sar­las e inser­tar­las en nues­tra soci­e­dad con bondad.

Bordado en un taller de hackeo de pren­das. Imagen corte­sía de la artista.

Yotzin: ¿Podrías hablar­nos sobre las tecno­lo­gías de lo intan­gi­ble?

Cons­tanza: Me gusta pensar que lo tecno­ló­gico no se refi­ere única­mente a las máqui­nas, sino que también puede ser un modo de pensar. Nues­tras cabe­zas son compu­ta­do­ras, existe una tecno­lo­gía social, el lenguaje mismo es una tecno­lo­gía. Me gusta pensar la tecno­lo­gía en un sentido expan­dido, como cual­quier ejer­ci­cio técnico que tenga­mos en este mundo. Lo intan­gi­ble, para mí, son todos los proce­sos de la imagi­na­ción y la crea­ción, la produc­ción de ideas. Sentarse a pensar en conjunto, gene­rar una idea o grupos de trabajo para replan­tear cier­tas cosas, ya implica el uso de una tecno­lo­gía social. Estas herra­mi­en­tas proce­su­a­les muchas veces quedan en el plano intan­gi­ble y se desva­lo­ri­zan, pues no siem­pre resul­tan en un objeto plas­mado.

Lo más impor­tante de traba­jar con tecno­lo­gía, o en cual­quier otra área, es tener cons­ci­en­cia de que no somos solos y que esta­mos en un grupo humano, técnico, arti­fi­cial, natu­ral, que el mundo ya está confi­gu­rado así y que trate­mos de convi­vir con eso de la mejor forma posi­ble. Creo que es impor­tante apren­der a traba­jar en comu­ni­dad, en cola­bo­ra­ción, apren­der cómo gene­rar alian­zas más que compe­ten­cias. La educa­ción y las prác­ti­cas cola­bo­ra­ti­vas han sido un soporte muy impor­tante en mis obras y en mi proceso crea­tivo y es lo que me revi­ta­liza.

Yotzin: ¿Exis­ti­rían por lo tanto próte­sis intan­gi­bles?

Cons­tanza: Sí, claro. El amor podría ser una de ellas.

Yotzin: Una de las apor­ta­ci­o­nes del open hard­ware es hacer visi­ble el funci­o­na­mi­ento de las máqui­nas, ¿por qué te parece impor­tante que conoz­ca­mos las entrañas de los dispo­si­ti­vos que utili­za­mos?

Cons­tanza: Es un trabajo súper lindo saber qué es lo que nos rodea y cono­cerlo. Cuando más pequeños tení­a­mos las expe­ri­en­cias de explo­rar el campo, los ambi­en­tes natu­ra­les y tocar las hojas, jugar a hacer comida con ella, meter las manos en el agua y todas esas textu­ras que pode­mos tocar. Hoy día si mira­mos nues­tro entorno, nues­tra casa, esta­mos llenos de arte­fac­tos elec­tró­ni­cos y también es lindo vivir esa expe­ri­en­cia con ellos. Abrir los obje­tos elec­tró­ni­cos, ir a sus entrañas para hacer estas elec­trop­sias, como las llaman a veces. Descu­brir que dentro de estos obje­tos hay mine­ra­les y meta­les, los cuales son parte de la natu­ra­leza.

Hoy en día, es posi­ble pensar que la natu­ra­leza es un gran circuito y que lo que utili­ce­mos en la casa de forma arti­fi­cial también es parte de este. Tener cono­ci­mi­ento de qué es lo que nos rodea es muy impor­tante para gene­rar nuevo cono­ci­mi­ento. Abrir obje­tos elec­tró­ni­cos para obser­var­los desde un lado esté­tico con esa inge­nui­dad de los niños es un proceso súper mara­vi­lloso que te empo­dera y deja ver que las tecno­lo­gías también son nues­tras y no sólo de las empre­sas.

Taller de circuit bending. Imagen corte­sía de la artista.

Yotzin: ¿Cómo es que tomas elemen­tos elec­tró­ni­cos para portar­los de una forma simbó­lica o poética?

Cons­tanza: Me encanta agar­rar cosas que están dentro de las máqui­nas, usar­las como elemen­tos deco­ra­ti­vos y bordar­las en mi ropa; a veces le pongo luces y sonido, muchos de estos compo­nen­tes son de cerá­mica o de cobre y me pare­cen una joya. Están ahí, dentro de una caja negra, pero sacar­las a la luz y darles una resig­ni­fi­ca­ción esté­tica y poética me parece un proceso subver­sivo, es una subver­sión en sí misma.

Yotzin: ¿Pue­des hablar­nos ahora sobre tus expe­ri­en­cias en la visi­bi­li­za­ción de tu trabajo y cómo creaste el Encu­en­tro Tecno­fe­mi­nista Cyborgrrrls?

Cons­tanza: La forma de compar­tir mi trabajo y darle visi­bi­li­dad ha sido visi­tando comu­ni­da­des y viajando mucho. Hice un viaje por toda Lati­no­a­mé­rica. También he viajado mucho por Europa donde he visi­tado los luga­res espe­cí­fi­cos donde traba­jan con todo tipo de tecno­lo­gía, como los hace­do­res de los barrios, los makers­pa­ces, los hackers­pa­ces, las comu­ni­da­des que hacen bordado, que hacen trabajo en madera, dife­ren­tes tipos de oficio. Me inter­esa compar­tir direc­ta­mente con las perso­nas, apren­der de ellas. Por ejem­plo, compar­tir con las muje­res que están traba­jando en temas espe­cí­fi­cos de ruido y explo­rar la idea de ruido, pensando que el hecho de exis­tir es hacer ruido y buscando que la exis­ten­cia genere una anoma­lía en el coti­di­ano.

Me inter­esa ir a los luga­res y tocar con chicas que están haci­endo o empe­zando a hacer noise, ir a cono­cer sus estu­dios. Mi trabajo se difunde de persona a persona, yendo a la casa de la chica que toca para tocar juntas, yendo al medi­a­lab del barrio para gene­rar un inter­cam­bio perso­nal. Fue sigui­endo esta idea que comencé a produ­cir el encu­en­tro Cyborgrrrls cuando llegué a México. Este es un encu­en­tro tecno­fe­mi­nista que se realiza cada mes de marzo, ya van a ser tres edici­o­nes. Es un encu­en­tro súper lindo. En Cyborgrrrls pensa­mos que las muje­res ya somos cyborgs, explo­ra­mos la idea de Donna Hara­way y las muje­res como un circuito inte­grado.

Encu­en­tro Tecno­fe­mi­nista Cyborgrrrls. Imagen corte­sía de la artista.

En el Encu­en­tro Tecno­fe­mi­nista Cyborgrrrls se reúne una gran canti­dad de chicas cis, trans o no bina­rias a expo­ner su trabajo en todo sentido. Además es un encu­en­tro, no es un festi­val, esto me inter­esa porque es donde nos encon­tra­mos, nos reuni­mos y nos cono­ce­mos.

Cuando llegué a México quería saber quié­nes eran las chicas que esta­ban traba­jando con tecno­lo­gía, enton­ces fui a dife­ren­tes luga­res e hice contacto con ellas en persona. De ahí surge la idea de hacer Cyborgrrrls, sobre todo con las comu­ni­da­des queer de México. Después de tres años siento que ya somos una comu­ni­dad que se reúne cada año entorno a ese tema.

Siem­pre pensa­mos en incluir otras tecno­lo­gías; por ejem­plo, la prepa­ra­ción de tama­les o hacer tatu­a­jes, la danza; incluir a las traba­ja­do­ras sexu­a­les, las ciber­fe­mi­nis­tas, las chicas que hacen live­co­ding, las que hacen bordado, cine, y tener este punto de reunión anual para compar­tir los proyec­tos de colec­ti­vas, traba­jos artís­ti­cos indi­vi­du­a­les, perfor­mance y sobre todo la fiesta, que es también una tecno­lo­gía. La tecno­lo­gía social más impor­tante para noso­tras es reunir­nos, cele­brar­nos y gozar.

 

Cons­tanza Piña

Nació en Curicó, Chile en 1984 es artista visual, baila­rina, inves­ti­ga­dora y educa­dora inde­pen­di­ente enfo­cada en la expe­ri­men­ta­ción con medios elec­tró­ni­cos, tecno­lo­gías open-source y prác­ti­cas DITO. Sus propu­es­tas artís­ti­cas se presen­tan en diver­sos forma­tos inte­grando danza, perfor­mance sono­ras y obras de carác­ter parti­ci­pa­tivo. Le inter­e­san el reci­claje, el hard­ware hacking, soft-circuits, la arte­sa­nía y la bruje­ría elec­tró­nica.

En su proyecto sonoro con sinte­ti­za­do­res DIY (Do It Your­self en inglés) Cora­zón de Robota explora el campo de las frecu­en­cias audi­bles e inau­di­bles como percep­ci­o­nes físi­cas, vibra­ci­o­nes como mensa­jes cósmi­cos, el ruido y la arrit­mia.

Ha reali­zado nume­ro­sas mues­tras, conci­er­tos, works­hops y char­las sobre expe­ri­men­ta­ción elec­tró­nica y cultura DIY en distin­tas ciuda­des de América Latina, Europa, Esta­dos Unidos y Canadá.

Cons­tanza es co-gestora del encu­en­tro tecno­fe­mi­nista Cyborgrrrls en la Ciudad de México. Trabaja bajo la filo­so­fía de la cultura libre y la anar­quía elec­tró­nica, sus inves­ti­ga­ci­o­nes sobre sinte­ti­za­do­res hechos a mano y elec­tro­tex­ti­les se pueden ver docu­men­ta­das en su web cora­zon­de­ro­bota.word­press.com

Yotzin Viacobo Huitrón

Yotzin Viacobo Huitrón estu­dió Lite­ra­tura Inter­cul­tu­ral en la ENES More­lia, UNAM. Desde 2013 es miem­bro del LANMO. Actu­al­mente realiza su servi­vio social en el CCD. Sus líneas de inves­ti­ga­ción e inter­e­ses son las artes verba­les, las mani­fes­ta­ci­o­nes orales, la lite­ra­tura elec­tró­nica, los sopor­tes del texto como la memo­ria, la voz o un lenguaje de progra­ma­ción. Con QUERRÁ, su proyecto ruidís­tico de live coding, explora las posi­bi­li­da­des dialó­gi­cas entre la lite­ra­tura, la fono­lo­gía y la sono­ri­dad por medio de la sinta­xis de código. Una de sus inten­ci­o­nes es esbo­zar otras mane­ras de crea­ción, lectura y percep­ción de una compo­si­ción lite­ra­ria.