Del falso SAP a los sesgos machistas: qué hay detrás de la crítica de la ONU a España por los abusos a menores

Imatge
Àmbits Temàtics
Los rela­to­res, que han emitido un duro pronun­ci­a­mi­ento contra el sistema judi­cial, se refi­e­ren a los casos en los que las madres denun­cian abusos sexu­a­les come­ti­dos contra sus hijos, pero el proceso se acaba volvi­endo en contra para ellas

Varios rela­to­res de la ONU seña­lan al sistema judi­cial español por no prote­ger a los meno­res de «padres abusi­vos»

La ONU acaba de poner el foco en el sistema judi­cial español para adver­tir de la despro­tec­ción de los niños y niñas ante la violen­cia o los abusos sexu­a­les cuando estos los come­ten sus padres. En un contun­dente pronun­ci­a­mi­ento, ocho rela­to­res que confor­man un proce­di­mi­ento de super­vi­sión del Consejo de Europa han dado la voz de alarma sobre una situ­a­ción que llevan tiempo denun­ci­ando madres y orga­ni­za­ci­o­nes, e instan a nues­tro país a «hacer más» para que los tribu­na­les «supe­ren los prejui­cios contra las muje­res» y apli­quen un enfo­que de género e infan­cia, pero ¿a qué se refi­ere Naci­o­nes Unidas?

Las medias verda­des y omisi­o­nes que el juez Piñar utiliza en su auto para dene­gar la liber­tad a Juana Rivas

Los exper­tos desta­ca­ron el caso de Diana García M., una mujer que perdió reci­en­te­mente la custo­dia de su hija de seis años tras ser acusada de «obsta­cu­li­zar» la rela­ción entre la pequeña y su padre. «A pesar de los ante­ce­den­tes de violen­cia y de las prue­bas que apun­tan a que había come­tido abusos sexu­a­les contra su hija durante años, el padre obtuvo la custo­dia completa» en un juzgado madri­leño, asegu­ran en el pronun­ci­a­mi­ento.

 

Es el patrón que siguen la trein­tena de casos que han llegado a la ONU y los 400 docu­men­ta­dos por Madres Protec­to­ras, una asoci­a­ción que aglu­tina a muje­res en esta situ­a­ción. Su porta­voz, Virgi­nia Sanchís, piensa que las cifras que mane­jan son «la punta del iceberg» y describe qué tienen en común: «En casi todos los casos hay una situ­a­ción de violen­cia de género previa, la mayo­ría no denun­ci­ada. Cuando la madre denun­cia es porque su hijo o hija le verba­liza los abusos o bien el pedi­a­tra o los centros esco­la­res se perca­tan, pero acaban en archi­vos y en acusa­ci­o­nes a ellas de que están instru­men­ta­li­zando al menor o que son figu­ras perju­di­ci­a­les para sus hijos».

Es decir, para estas madres, denun­ciar se vuelve en contra. Y es que son ellas las perso­nas distin­tas a las vícti­mas que más denun­cian abusos sexu­a­les a la infan­cia, según un reci­ente estu­dio de Save the Chil­dren, mien­tras que en uno de cada cuatro casos come­tido en el ámbito fami­liar, el agre­sor es el padre. En este contexto es en el que Naci­o­nes Unidas advi­erte de que en ocasi­o­nes estas madres acaban perdi­endo la custo­dia de sus hijos «acusa­das de difi­cul­tar el contacto» entre padre y meno­res, y son final­mente «casti­ga­das por los tribu­na­les en lugar de conse­guir protec­ción» para ellos.

Así entra el falso SAP en el proceso

De lo que hablan los rela­to­res es de cómo sigue dándose pábulo al llamado Síndrome de Alie­na­ción Paren­tal (SAP), una teoría pseu­do­ci­en­tí­fica desa­cre­di­tada por el Consejo Gene­ral del Poder Judi­cial y no avalada por la comu­ni­dad cien­tí­fica pero que sirve de funda­mento. «Se utili­zan dife­ren­tes nombres, pero en el fondo lo que se está dici­endo es que la madre está mani­pu­lando a los hijos e hijas en contra del padre y sin entrar al fondo de la cues­tión», asegura Sanchís.

 

Durante mucho tiempo ha exis­tido un prejui­cio claro hacia la capa­ci­dad cogni­tiva y de decir la verdad de los niños, lo que ha minado la creen­cia en la vera­ci­dad de sus testi­mo­nios

Virgi­nia Sanchís — Porta­voz de Madres Protec­to­ras

Según esta teoría, el rechazo que en un momento dado puede estar mani­fes­tando un menor no tendría que ver con que su padre pueda estar siendo violento con él, sino con que su madre le está instru­men­ta­li­zando para lograr algo. Pero a la inclu­sión de este síndrome se suma también la «menor credi­bi­li­dad» del testi­mo­nio de las muje­res frente al de los hombres, algo que la ONU desta­cado como un «patrón estruc­tu­ral» en nues­tro país.

En el fondo, se despli­e­gan este­re­o­ti­pos en doble direc­ción: por un lado, el mito de la mala madre y mani­pu­la­dora, pero también el de los meno­res mani­pu­la­bles. «Durante mucho tiempo ha exis­tido un prejui­cio claro hacia la capa­ci­dad cogni­tiva y de decir la verdad de los niños, lo que ha minado la creen­cia en la vera­ci­dad de sus testi­mo­nios», asegura Cris­tina Sanjuán, técnica de Sensi­bi­li­za­ción y Polí­ti­cas de Infan­cia de Save the Chil­dren. Es más, si pueden ser suges­ti­o­na­bles suele ser más con el obje­tivo de que «ocul­ten algo que ha pasado» que con la inven­ción de hechos, recalca la experta. La orga­ni­za­ción de infan­cia calcula, de hecho, que solo el 15% de los abusos sexu­a­les a meno­res acaban sali­endo a la luz.

Para que el falso SAP, que aunque en teoría fue ideado como neutro al género solo se cono­cen reso­lu­ci­o­nes judi­ci­a­les en las que se aplica contra muje­res, se intro­duzca en el proceso judi­cial suelen aludir a él o bien las defen­sas de los presun­tos agre­so­res o bien los equi­pos foren­ses adscri­tos a los juzga­dos que valo­ran a los niños. Y son final­mente los magis­tra­dos los que lo nombran para funda­men­tar un archivo de la denun­cia o una reti­rada de la guar­dia y custo­dia.

 

Si yo como jueza no rechazo el SAP, provoco violen­cia insti­tu­ci­o­nal por dos vías: utilizo una etiqueta sin funda­mento y le doy más credi­bi­li­dad que al testi­mo­nio de la madre y de los hijos, y además no inves­tigo adecu­a­da­mente

Lucía Avilés — Magis­trada del Juzgado de lo Penal nº2 de Mataró

Hay profe­si­o­na­les, sin embargo, que se mues­tran contun­den­tes contra su uso, que además ha vetado la reci­en­te­mente apro­bada Ley de Infan­cia. Es el caso de Lucía Avilés, magis­trada del Juzgado de lo Penal nº2 de Mataró: «Si yo como jueza no rechazo su inclu­sión, provoco violen­cia insti­tu­ci­o­nal por dos vías. Por un lado, utilizo una etiqueta sin funda­mento basada en una creen­cia y le doy mayor credi­bi­li­dad que al testi­mo­nio de la madre y de los hijos, y por otro, no inves­tigo adecu­a­da­mente».

Inves­ti­gar a fondo los casos

La también funda­dora de la Asoci­a­ción de Muje­res Juezas (AMJE) pone el foco en ese extremo, en la nece­si­dad de no quedarse «en la super­fi­cie», que es, dice, «una reali­dad defor­mada» e inves­ti­gar a fondo el males­tar o el temor que mani­fi­es­tan los meno­res hacia al padre. Es decir, ahon­dar en su expe­ri­en­cia vital y no utili­zar su rechazo como funda­mento del falso SAP. Es lo que se llama el prin­ci­pio de debida dili­gen­cia, que mandata a la justi­cia a «no quedar­nos en una mera apari­en­cia, sino seguir inves­ti­gando con todas las herra­mi­en­tas a nues­tro alcance». Y hacerlo, prosi­gue Avilés, con una mirada de género e infan­cia.

Para las exper­tas, sin embargo, este es uno de los prin­ci­pa­les fallos: que a veces se infrau­ti­li­zan estos instru­men­tos, lo que puede llevar con más faci­li­dad al archivo de las denun­cias. Virgi­nia Sanchís conoce multi­tud de casos que han llegado a Madres Protec­to­ras en los que «se recha­zan infor­mes» o «direc­ta­mente ni se cita a decla­rar a las profe­so­ras que han aler­tado del abuso». «Tene­mos casos en los que hay dife­ren­tes pedi­a­tras, todos viendo lo mismo, y no se tienen en cuenta» o casos en los que «a los niños y niñas se les hace una explo­ra­ción de diez minu­tos sin los medios adecu­a­dos», ejem­pli­fica.

 

El pronun­ci­a­mi­ento de la ONU refleja la nece­si­dad de escu­char a los niños y niñas vícti­mas, pero escu­charles de verdad, con todas las garan­tías, que las decla­ra­ci­o­nes sean las míni­mas nece­sa­rias y se lleven a cabo por profe­si­o­na­les prepa­ra­dos

Cris­tina Sanjuán — Técnica de Sensi­bi­li­za­ción y Polí­ti­cas de Infan­cia de Save the Chil­dren

Los archi­vos de las causas, aclara Avilés, pueden darse por muchos moti­vos, pero en ocasi­o­nes ocur­ren porque no se ha inves­ti­gado lo sufi­ci­ente. «Cuando pasa porque no hay elemen­tos de juicio sufi­ci­en­tes, tende­mos a pensar que son las partes, como si se tratara de un proceso civil las que están obli­ga­das a apor­tar indi­cios, pero en reali­dad el órgano juris­dic­ci­o­nal puede acor­dar de oficio lo que consi­dere opor­tuno. Y no se hace o se hace de manera insu­fi­ci­ente. Igual que en otros deli­tos inves­ti­ga­mos hasta las máxi­mas circuns­tan­cias, también debe­mos hacerlo en estos».

La jueza coin­cide en que el relato de los meno­res «es una pieza vali­o­sí­sima como elemento de deci­sión judi­cial», pero cuando se les escu­cha, «en muchas ocasi­o­nes no se hace con las condi­ci­o­nes o garan­tías nece­sa­rias». A lo mismo apunta Sanjuán, para la que el pronun­ci­a­mi­ento de la ONU «refleja la nece­si­dad de escu­char a los niños y niñas vícti­mas, pero escu­charles de verdad, cumpli­endo todas las garan­tías, que las decla­ra­ci­o­nes sean las míni­mas nece­sa­rias y se lleven a cabo por profe­si­o­na­les prepa­ra­dos para condu­cir las entre­vis­tas».

Blin­dar su dere­cho a ser escu­cha­dos

Desde el pasado mes de junio estas no son solo reco­men­da­ci­o­nes de las exper­tas, sino que muchas de las cues­ti­o­nes que ponen sobre la mesa están ya conte­ni­das en la Ley Orgá­nica de Protec­ción Inte­gral a la Infan­cia y la Adoles­cen­cia frente a la Violen­cia. La norma no prohíbe el SAP explí­ci­ta­mente, pero sí señala que los pode­res públi­cos «tomarán las medi­das nece­sa­rias para impe­dir que plan­te­a­mi­en­tos teóri­cos sin aval cien­tí­fico que presu­man inter­fe­ren­cia o mani­pu­la­ción adulta, como el llamado síndrome de alie­na­ción paren­tal, puedan ser teni­dos en cuenta».

La ley, cuya apli­ca­ción corres­ponde al Minis­te­rio de Dere­chos Soci­a­les y las comu­ni­da­des autó­no­mas, prevé también blin­dar el dere­cho de los meno­res a ser escu­cha­dos «sin límite de edad» en espa­cios adap­ta­dos y por profe­si­o­na­les y con meto­do­lo­gías espe­ci­a­li­za­das, pero aún no se ha tradu­cido en proto­co­los espe­cí­fi­cos. «Una vez apro­bada la ley y estando en vigor, debe­mos seguir traba­jando para que su apli­ca­ción sea efec­tiva, y esto pasa también por dar forma­ción a todos los profe­si­o­na­les sobre su conte­nido», zanja Sanjuán.

Autora: Marta Borraz 18 de dici­em­bre de 2021 22:49h

Foto: Una niña en la calle en la deses­ca­lada en Gali­cia el 14 de mayo de 2020. EUROPA PRESS