Cuando la defensa de la violencia patriarcal se disfraza de buena voluntad e investigación comprometida por Mayeli Sánchez

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En los últi­mos años el frío del invi­erno se ve contrar­res­tado por una ola violeta que amenaza con crear una prima­vera exten­dida llena de afecto de herma­nas y defensa de la vida. Pero al igual que en cual­quier lucha que defi­ende la vida, la violen­cia está presente de formas múlti­ples, a veces tan sutil como una ligera brisa, a veces como pala­bras soli­da­rias que en reali­dad no lo son.

Una de las cosas que que me ha permi­tido ver el #MeTo­oMx es que común­mente la violen­cia, cuando se convi­erte en un patrón, termina teni­endo siem­pre una cara pública, en este sentido termina envol­vi­én­do­nos a todos en el velo de la vergüenza, porque en algún sentido nos reco­no­ce­mos cómpli­ces.

Así escribo estas líneas, enojada y conmo­vida, pero sobre todo bajo esa consigna que nues­tra querida hermana mayor nos comparte #NuncaMás­Con­ta­ras­Con­Mi­Si­len­cio.

Podría iniciar dici­endo enton­ces que escri­biré en el anoni­mato por protec­ción y que elegiré al azar uno de los múlti­ples casos que mues­tran este intento por preser­var el orden patri­ar­cal, pero sería mentira. El anoni­mato es el dere­cho de las perso­nas a preser­var su inti­mi­dad y su posi­bi­li­dad de protec­ción cuando se expo­nen a que el poder tome repre­sa­lias en un sistema como el nues­tro, sin embargo también puede ser arma de los mise­ra­bles. Y no elijo al azar, elijo hablar de aque­llo de lo que fui parte, que pesa y duele por el afecto y compro­miso que siento con las perso­nas y ese gran terri­to­rio lleno de gente vali­ente como es Sonora.

Quiero refe­rirme al arti­culo presen­tado en Crónica Sonora titu­lado “Sin proto­co­los de veri­fi­ca­ción de fuen­tes las cuen­tas de MeToo son vulne­ra­bles”. Primero quiero expre­sarme de manera gene­ral y breve, en rela­ción al argu­mento sobre la veri­fi­ca­ción de las fuen­tes. En este sentido #MeToo no es en sí un movi­mi­ento homo­gé­neo y coor­di­nado por una sola instan­cia, no es una orga­ni­za­ción estruc­tu­rada, no es un medio de peri­o­dismo y no no se estruc­tura como un proceso inves­ti­ga­tivo, pero sobre todo no es un tribu­nal. Es un ya basta que nace de siglos de silen­cio, de nudos en la garganta, heri­das en el cuerpo y mucha muerte. Es un meca­nismo de ampli­fi­ca­ción de nues­tra voz después de muchas expe­ri­en­cias, diver­sas y singu­la­res aunque con origen común, de in-justi­cia tras sufrir violen­cias múlti­ples y no encon­trar mane­ras útiles de enfren­tar­las. A dife­ren­cia de otras protes­tas soci­a­les que se cono­cen por estas gran­des mani­fes­ta­ci­o­nes en la calle para clamar su ya basta el #MeToo México se ha dado prin­ci­pal­mente en redes soci­a­les comer­ci­a­les, aunque no por ello desvin­cu­lado de expre­si­o­nes y encu­en­tros cuerpo a cuerpo.

En contra­po­si­ción al silen­cio cómplice y la desle­gi­ti­ma­ción de la pala­bra de quie­nes denun­cian, aunado al #MeToo hemos dicho #YoSi­Te­Creo, así pone­mos por encima de la duda con la que la peda­go­gía del patri­ar­cado nos ha adoc­tri­nado la capa­ci­dad de empa­ti­zar, de ser soli­da­rias y de mirar­nos en una expe­ri­en­cia que nos atra­vi­esa en común.

Consi­de­rando lo ante­rior ¿es compa­ti­ble el #YoSi­Te­Creo con “la veri­fi­ca­ción de la fuente”? y en todo caso ¿a quién le corres­ponde hacer esa veri­fi­ca­ción?

Desde mi pers­pec­tivo, no es compa­ti­ble buscar la veri­fi­ca­ción de la pala­bra de alguien que denun­cia en el #MeToo, pero tampoco sería el obje­tivo. Esto no quiere decir que se asuma la denun­cia de forma irres­pon­sa­ble, solo que en vez de poner al posi­ble agre­sor en el centro, esta­mos las muje­res. En la medida que éstas denun­cias públi­cas y colec­ti­vas son reci­en­tes aun hay muchas pregun­tas para saber cuales serían las mejo­res mane­ras de actuar en rela­ción a ellas, pero desde la diver­si­dad de circuns­tan­cias lo que veo es que hay un esfu­erzo muy grande por hablar éstas pregun­tas y gene­rar proceso, para algu­nas colec­ti­vas dentro de las premi­sas de éstos proceso está el el poder sanar y evitar que éstas violen­cias se repi­tan.

Ya que el #MeToo no es un tribu­nal consi­dero que no es al #MeToo al que le toca la veri­fi­ca­ción, sino que nos toca a las perso­nas como comu­ni­da­des, como soci­e­dad, encon­trar cómo vamos a hacer con éstas denun­cias para poder actuar en conse­cu­en­cia y no por puni­ti­vismo, sino por deci­dir cambiar como soci­e­dad y no permi­tir la violen­cia patri­ar­cal.

Creo que como soci­e­dad, pero sobre todo que miem­bros de estas comu­ni­da­des en las que se presenta la denun­cia de algún miem­bro, nos está costando saber cómo reac­ci­o­nar ante las denun­cia, tal vez un pista sería iniciar pregun­tando, inda­gar en el compor­ta­mi­ento de quie­nes son denun­ci­a­dos y propo­ner solu­ci­o­nes también situ­a­das, es decir, en el contexto inme­di­ato de quie­nes rodean al denun­ci­ado. Eso sería sana­dor. Desca­li­fi­car y buscar inva­li­dar, una vez más, las voces de quie­nes se deci­den a hablar a través del #MeToo es colo­carse del lado de un status quo cons­truido sobre la agre­sión a nues­tros cuer­pos.

Dicho lo ante­rior quiero prose­guir con mi opinión sobre la nota publi­cada en Crónica Sonora para refe­rirme a la defi­ci­en­cia meto­do­ló­gica y la falta de ética sobre la inves­ti­ga­ción.

DataDay3

En la nota se menci­ona que el obje­tivo de su inves­ti­ga­ción fue probar que la caren­cia de proto­co­los para la veri­fi­ca­ción de la fuente expone a vulne­ra­bi­li­da­des las cuen­tas de twit­ter #MeToo ante la posi­bi­li­dad de publi­car infor­ma­ción falsa.

Para probarlo el método usado de acuerdo con la nota fue:

  1. Elegir una una cuenta #MeToo que cumpli­era con los sigui­en­tes crite­rios:
    • Que conti­nu­a­ran en activo.
    • Que tuvi­e­ran defi­ci­en­cias nota­bles en las acusa­ci­o­nes publi­ca­das, confun­di­endo acoso con otro tipo de violen­cias.
    • Que tuvi­e­ran casos publi­ca­dos orgá­ni­ca­mente con alcance en las cuen­tas de impacto naci­o­nal, para tener segu­ri­dad de que quie­nes admi­nis­tran esta cuenta son parte de la red de colec­ti­vos que impul­sa­ron el #MeToo en todo México.
  2. Infil­trar la cuenta con una acusa­ción falsa para ver si era publi­cada.

Sobre la elec­ción de la cuenta twit­ter #MeToo aunque se repor­tan los crite­rios no se reporta la meto­do­lo­gía como tal. Por ejem­plo ¿cómo se hizo para encon­trar las cuen­tas acti­vas? ¿Cuál fue el número de tweets obser­va­dos para poder saber cuales eran las cuen­tas acti­vas? ¿Cuál fue la línea de tiempo de la obser­va­ción? No se reporta el número de cuen­tas obser­va­das, cuales están acti­vas y cuan­tas fueron descar­ta­das. Tampoco se reporta con qué programa o plata­forma se hici­e­ron las obser­va­ci­o­nes sobre los tweets y las cuen­tas twit­ter.

Lo ante­rior es rele­vante porque cuando habla­mos de twit­ter la mayor parte del tiempo esta­mos hablando de “big data”, del análi­sis de miles de datos que no se puede lograr solo a partir de que un par de perso­nas pasen horas mirando twit­ter por el explo­ra­dor o por al app tele­fó­nica. Lo que se requi­ere es poder acce­der a la base de datos de twit­ter para poder extraer la infor­ma­ción.

Por poner un ejem­plo, una de las formas de lograrlo con pocos recur­sos pero algo de cono­ci­mi­ento en progra­ma­ción hubi­era sido: a partir de una cuenta perso­nal conse­guir las creden­ci­a­les de la app de twit­ter (apps.twit­ter.com), después usar las paque­te­rías espe­ci­a­li­za­das para colec­tar tweets de Python o de R. Para lograr encon­trar las cuen­tas de twit­ter acti­vas, iniciar colec­tando las cuen­tas a las que siguen las cuen­tas más cono­ci­das de MeToo o con las que se dio inicio el movi­mi­ento, después para cada cuenta MeToo encon­trada colec­tar los tweets publi­ca­dos sin re tweets. Con las bases de datos obte­ni­das elimi­nar todas aque­llas que no tuvi­e­ran publi­ca­ci­o­nes después de la fecha deter­mi­nada.

Depen­di­endo del número de cuen­tas y el número de tweets en cada cuenta para poder encon­trar las que cumplían con el crite­rio de “confun­dir acoso con otras violen­cias” hacer un análi­sis de texto.

Para poder cubrir el último crite­rio una posi­bi­li­dad sería buscar quie­nes le dieron re tweet directo a las denun­cias y obser­var para aque­llas que logra­ron más re tweets con cuen­tas naci­o­na­les ver si están dentro de quie­nes siguen éstas cuen­tas. Aún así ese crite­rio es confuso. Sin una meto­do­lo­gía clara la elec­ción de la cuenta @Her­mo­si­llo­Too parece sesgada.

Sigui­endo con los pasos narra­dos en la nota una vez elegida la cuenta se proce­dió a la infil­tra­ción.

El contac­tar usando una cuenta con poco tiempo de crea­ción y los cambios de nombre resul­tan irre­le­van­tes ya que muchas denun­ci­an­tes por precau­ción podrían valerse de la crea­ción de cuen­tas nuevas, por lo que de inicio no refle­ja­ría una falta de proto­colo o defi­ci­en­cia en la deci­sión de que denun­cias se publi­can.

Otro problema meto­do­ló­gico es el haber usado a una persona que ya había sido denun­ci­ada porque ¿sería posi­ble que el proceso de publi­car una denun­cia sobre una perso­nas por primera vez fuese dife­rente que cuando ya hay más de una denun­cia? ¿Sería posi­ble que la cuenta @Her­mo­si­llo­Too hubi­era reci­bido más denun­cias sobre la persona en cues­tión que pidi­e­ron no ser públi­cas toda­vía y que por ello el filtro de deci­sión sobre la publi­ca­ción de una nueva denun­cia fuera dife­rente?

Otro aspecto extraño en el método seguido por los auto­res es que las fechas de acti­vi­dad de la cuenta @Feni­xEdy no concu­er­dan con al narra­tiva sobre la elec­ción de la cuenta @Her­mo­si­llo­Too.

Ahora viene el problema ético. Al haber elegido una persona que ya hubi­era sido denun­ci­ada para probar que era posi­ble lograr la publi­ca­ción de una falsa denun­cia tiene como efecto secun­da­rio la desle­gi­ti­ma­ción de la denun­cia origi­nal y todas las otras denun­cias publi­ca­das en @Her­mo­si­llo­Too, lo que implica que la gente dude de denun­cias que pudi­e­ran ser verda­de­ras.

Al inicio de la nota, quie­nes la escri­ben, expre­san que su obje­tivo es forta­le­cer el movi­mi­ento, y si fuese el caso, ¿era nece­sa­rio poner el nombre de la cuenta inves­ti­gada? ¿No hubi­ese bastado usar un alias y expo­ner los resul­ta­dos de la inves­ti­ga­ción?

Además, el acep­tar la comu­ni­ca­ción con una de las posi­bles denun­ci­an­tes, hacer pública ésta conver­sa­ción y cali­fi­carla como “venganza perso­nal” está lejos de cumplir con los crite­rios de una inves­ti­ga­ción ética o de autén­tica empa­tía con la causa del #MeToo.

Por otra parte quie­nes escri­ben la nota no comen­tan si trata­ron de buscar a las cuen­tas MeToo para pregun­tar­les direc­ta­mente sobre sus proto­co­los para acep­tar denun­cias, en los casos que no los hacían públi­cos, o si contac­ta­ron a la cuenta @MeTo­o­Her­mo­si­llo para ayudarle a cubrir la vulne­ra­bi­li­dad encon­trada.

Por último y lo que me parece más grave, es que al momento de escri­bir estas pala­bras quie­nes tienen el poder de la cuenta de twit­ter @Feni­xEdy a partir de la que se hizo la falsa denun­cia no publi­ca­ron en su mismo perfil una nota acla­ra­to­ria que deje de seguir alimen­tando su falsa denun­cia, no hay un tweet que clari­fi­que la parti­ci­pa­ción de la cuenta en una denun­cia falsa y una disculpa a la persona impli­cada o un tweet que ligue al artí­culo de Crónica Sonora.

Quiero termi­nar comen­tando que #MeToo por lo que se percibe no es está­tico y no se puede asumir que solo puede acep­tar denun­cias sobre violen­cia sexual, las violen­cias patri­ar­ca­les que no forzo­sa­mente van acom­paña­das de acoso sexual no son menos violen­cia o no tienen impli­ca­ci­o­nes meno­res sobre nues­tras vidas, el MeToo es una ola que no para que nos va permi­ti­endo tener voz sobre todas las violen­cias, por lo que #YoSi­Te­Creo hermana denun­ci­ante y que una pseudo-inves­ti­ga­ción no contri­buya a mini­mi­zar tu pala­bra.

Imagen: Elabo­ra­ción propia. Foto: Yutsil Sánchez

Nota: quisi­era expre­sar que si bien me hago cargo de las pala­bras aquí escri­tas, las ideas o argu­men­tos no son refle­xi­o­nes aisla­das, forman parte de las discu­si­o­nes que vamos teni­endo entre muje­res, por lo que las veo como pala­bra colec­tiva, en parti­cu­lar quisi­era agra­de­cer a I, T, M y R, por leerme y por estar impul­sando éstas refle­xi­o­nes colec­ti­vas.