Por Gaurav Jain, publicado en Association for Progressive Communications (APC). Esta es una traducción libre del texto original.
En APC estamos consternados por la reciente sentencia en el caso Hachette contra el Internet Archive, en el que este último ha perdido su primera batalla judicial para escanear y prestar libros electrónicos como una biblioteca. Sin embargo, también nos anima que la lucha continúe. Hemos firmado una declaración de la sociedad civil en apoyo de Internet Archive en la que se afirma que «es esencial que las bibliotecas tengan la capacidad de comprar y prestar artículos electrónicos con unas condiciones de licencia adecuadas, así como de proporcionar acceso a sus colecciones a distancia, incluso si esto significa digitalizar sus artículos físicos… Reafirmamos que el préstamo digital controlado no difiere en nada del préstamo convencional, que también permite a muchas personas acceder a la misma copia de una obra que la biblioteca compró una sola vez».
El fundador de Internet Archive, Brewster Kahle, también ha afirmado: «Las bibliotecas son algo más que departamentos de atención al cliente para bases de datos corporativas. Para que la democracia prospere a escala global, las bibliotecas deben ser capaces de mantener su papel histórico en la sociedad: poseer, preservar y prestar libros».
La red de APC se solidariza en esta lucha por este bien común. He aquí las respuestas de algunos de nuestros miembros y asociados sobre esta importante lucha por el acceso universal al conocimiento.
Oona Caldeira Brant Monteiro de Castro
Dirección de desarrollo institucional, Instituto Nupef (miembro de APC)
Basándome en las luchas históricas entre los propietarios corporativos de derechos de autor y los defensores y movimientos por el acceso al conocimiento, así como en las demandas interpuestas en el pasado por las editoriales, lo que más me preocupa en este caso es la posible criminalización de una iniciativa sin ánimo de lucro que trabaja para facilitar el acceso al conocimiento y preservar la memoria de las obras publicadas, sobre todo considerando lo que está ocurriendo en EE.UU., un país donde el uso justo es una doctrina, un concepto y un derecho consolidados.
Si los editores ganan este tipo de demandas, se crea un efecto negativo en cascada en otros países donde el acceso a los libros es aún más difícil por diversas razones: sociales, económicas y de poca disponibilidad. Este tipo de demandas también suelen ser ejemplares para evitar la propagación del modelo de préstamo digital controlado. Mientras los modelos vigentes producen brechas en la inclusión, ¿cuáles son las alternativas dadas por las políticas públicas o por el mercado para aumentar el acceso al conocimiento?
Andrew Garton (colaborador de APC)
Desde los primeros días del acceso público a Internet, que se remontan a mediados de la década de 1980 e incluso antes, la filosofía que sustenta el trabajo de los defensores del acceso abierto desde Filipinas hasta Ghana, desde Nicaragua hasta los defensores de los bosques de la costa este de Australia, ha sido compartirlo todo; desde el software, entonces conocido como shareware, hasta los conocimientos técnicos necesarios para establecer una conexión de correo electrónico. Compartir el conocimiento y los medios para acceder a él es también el corazón palpitante de una biblioteca: de cualquier biblioteca, ya sea de ladrillo y cemento o de ceros y unos.
Soy profesor en la Universidad Swinburne de Melbourne (Australia). Ahora es raro que se compren ejemplares impresos de las nuevas publicaciones, ya que se prefieren los libros electrónicos. Esto garantiza que cualquier número de estudiantes pueda tomar prestado un libro, en lugar de tener que limitarse a un ciclo de préstamo de tres días para los libros físicos. El hecho de que las bibliotecas nos estemos adaptando a los nuevos modos de publicación no puede sino mejorar el acceso a un mayor número de lectores, sobre todo porque son principalmente uno de los bastiones que quedan para compartir, entre cualquier número de publicaciones y los medios para acceder a ellas. Sólo me queda esperar que nuestras leyes se adapten tan intrépida y valientemente como lo han hecho nuestras bibliotecas.
Maricarmen Sequera
Co-directora ejecutiva y co-fundadora, TEDIC (miembro de APC)
Ha habido paralelismos históricos de resistencia inicial a la apertura digital antes de que se convirtiera en la nueva normalidad. No debemos permitir que la misma resistencia obstaculice el progreso y niegue a la gente el acceso a información que puede beneficiarles. La noción de «perjuicio para el mercado» que se utiliza para justificar la limitación del acceso al conocimiento es preocupante. Ya existen salvaguardias para el préstamo digital controlado y deben respetarse. Debemos recordar que el objetivo es hacer accesible el conocimiento a todos, no sólo maximizar los beneficios de unos pocos. Internet Archive es un valioso archivo que debe conservarse y ampliarse. Es una parte esencial del patrimonio común y un testimonio del valor del acceso libre y abierto a la información.
Mariana Fossatti
Coordinadora de Descolonizar Wikipedia, Whose Knowledge? (aliado de APC)
Los bibliotecarios tienen un papel clave en el mundo digital, e Internet Archive es vital para que los bibliotecarios sigan haciendo su trabajo y sirviendo a sus comunidades, proporcionando acceso a un público más amplio en todo el mundo y haciendo realidad la conservación digital. Es esencial ser conscientes de que sólo una fracción del conocimiento humano existe en forma de texto impreso, y sólo una fracción de todos los libros jamás publicados están digitalizados y disponibles en línea.
Debemos recordar que las numerosas colecciones pequeñas y medianas no suelen formar parte de los grandes paquetes de licencias que venden las principales plataformas de préstamo digital. Pero estas colecciones son profundamente valiosas en términos de justicia del conocimiento. Es la singularidad de estas colecciones invisibilizadas, apenas digitalizadas, en las que al menos una parte de la memoria colectiva de las comunidades marginadas existe como material publicado. Para las bibliotecas y los usuarios, las publicaciones digitales desaparecen de los catálogos más rápido de lo que podemos imaginar, dejando de estar disponibles en línea, cuando ya no son rentables para los editores o cuando los bibliotecarios no pueden permitirse mantener un determinado título en la colección de la biblioteca. Y por eso necesitamos no sólo editores digitales, sino también bibliotecarios digitales que puedan preservar los libros digitales (y los materiales multimedia, como hace Internet Archive), para garantizar el derecho humano de acceso al conocimiento. De todes nosotres, para todes nosotres.
Jes Ciacci
Coordinación General, Sursiendo (aliado de APC)
Internet Archive es un proyecto fundamental para el acceso al conocimiento. La lucha que se está dando ahora mismo por mantener este espacio digital accesible también como memoria histórica y preservación de nuestras culturas es también una lucha por romper las imposiciones ilegítimas de los mercados. Las culturas y sus «productos» los hacemos, creamos y recreamos entre todas las personas. Hay quienes crean algo «diferente», sí! pero no podemos olvidar que toda producción de conocimiento y cultural bebe, necesariamente, de nuestres ancestres. Y toda cultura libre reconoce a les autores de las creaciones. El hecho de poder seguir compartiéndonos libremente solo incrementa nuestras posiblidades de creación. No hay límites en cómo nos podemos compartir, mezclar y remezclar para producir nuevos contenidos y conocimientos. Ese es el espíritu por el cual desde Sursiendo mantenemos nuestros contenidos en formatos abierto y apoyamos la existencia de Internet Archive y otras bibliotecas digitales y contenidos abiertos. Queremos ser agradecidas con todas las personas y comunidades de quienes aprendimos alguna vez, por eso consideramos imprescindible mantener los contenidos abiertos! Porque aún cuando no podamos nombrar a cada persona, grupo o comunidad de la que hemos aprendido sí podemos devolver al común lo que es del común. Así reconocemos esa construcción colectiva y reducimos las inequidades estructurales que una y otra vez el mercado quiere profundizar con sus lógicas mercantilistas alejadas de las personas y las comunidades.
Frederick Noronha
Cofundador, Bytesforall Bangladesh (miembro de APC)
Los autores escriben para ser leídos. Las editoriales deben ser justas con ellos y no buscar el modelo de negocio más explotador posible. Como yo mismo soy editor (goa1556.in), creo que Internet Archive está haciendo lo correcto. Los intereses egoístas no deben bloquear el flujo de lo que la tecnología hace posible, especialmente cuando beneficia a la gran mayoría. Los derechos de los lectores son tan importantes como los de los editores.
Vladimir Garay y Juan Carlos Lara
Director y codirector ejecutivo, respectivamente, de Derechos Digitales (miembro de APC)
Las bibliotecas son algunas de las instituciones más vitales de la historia de la humanidad, desempeñando un papel fundamental en la preservación y el acceso al conocimiento desde los primeros tiempos de la civilización. Esto sigue siendo cierto hoy en día, cuando los avances técnicos y tecnológicos actuales nos dan una capacidad sin precedentes para la democratización del conocimiento que podría beneficiar a todas las personas. Sin embargo, en lugar de abrazar la tecnología para el bien común, hemos visto cómo ese potencial se ha visto limitado en favor de la codicia corporativa, poniendo en peligro los cimientos mismos de las bibliotecas como instituciones. Nos solidarizamos con Internet Archive y su extraordinaria labor.