#1 Usa contraseñas seguras
Cuando hablamos de seguridad digital, los primeros consejos hablan de contraseñas: desde usar contraseñas para resguardar el acceso a los dispositivos, plataformas y cuentas hasta usar herramientas más complejas para administrar las contraseñas seguras que hayamos establecido… De acuerdo a una serie de criterios entre los que están:
- Establecer contraseñas largas.
- Establecer contraseñas alfanuméricas, con números, símbolos, letras mayúsculas y minúsculas intercaladas.
- Establecer contraseñas complejas que no se relacionen de forma obvia a ti o que sean difíciles de adivinar.
Todos estos lineamientos están muy bien, pero ¿qué pasa si olvidas tu contraseña súper segura? Muchas veces, por miedo a esto, algunas personas utilizan la misma contraseña segura varias veces: arruinando por completo su propósito. O ¿qué sucede si la pantalla de tu teléfono se rompe y no puedes ingresar tu código?
Sobre esto, desde la colectiva feminista mexicana Luchadoras, Anaiz Zamora nos compartió un consejo para evitar llevarnos malas experiencias incorporando esta práctica de seguridad digital:
“Asegúrate de tener un medio de recuperación en caso de que tu teclado o pantalla se descompongan, pierdas u olvides tu contraseña segura; así puedes resguardar tus formas de acceso en lo que resuelves las averías o estableces una nueva contraseña.”
Tener contraseñas seguras es importante para tener el control de tu información, que alguien te pida renunciar a ese control o que le cedas tu privacidad no es una prueba de amor: es violencia. La violencia que se ejerce y manifiesta a través de las tecnologías tiene consecuencias reales en la vida de quienes la reciben, por eso es importante conocer cómo hacerle frente a la violencia de género y protegernos de las formas que toma en el mundo online.
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#2 Usa gestor de contraseñas
¡Listo! Ya tienes contraseñas seguras, complejas, largas… Pero ¿qué tan probable es que las recuerdes por siempre? ¿Es realmente seguro ese papel en el que las anotaste? O, peor aún, ¿hay forma de que alguien tenga acceso al archivo digital donde las copiaste?
No te preocupes, no todas las personas tenemos una memoria infalible. Por suerte, existen herramientas que nos ayudan a tener un registro resguardado de todas las contraseñas seguras únicas e irrepetibles. Además, estas herramientas te permiten acceder a ellas ingresando una contraseña única que tendrás que recordar (en lugar de recordar las 5, 10, 15 o mil contraseñas seguras que has establecido para mejorar tu seguridad digital).
Sobre esto, desde la iniciativa latinoamericana Infoactivismo, BetQR nos compartió un consejo para incorporar los gestores de contraseñas a nuestros hábitos digitales:
“El gestor de contraseñas es como mi llavero, una vez que me acostumbré a tener mis llaves en el mismo lugar ya no las olvido; así pasa desde que uso el gestor de contraseñas: siempre mantengo actualizados mis registros de contraseñas y así puedo llevarlas de forma segura a todos lados.”
Tener contraseñas seguras es importante para tener el control de tu información, que alguien te pida renunciar a ese control o que le cedas tu privacidad no es una prueba de amor: es violencia. La violencia que se ejerce y manifiesta a través de las tecnologías tiene consecuencias reales en la vida de quienes la reciben, por eso es importante conocer cómo hacerle frente a la violencia de género y protegernos de las formas que toma en el mundo online.
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#3 Controla tu información
Ya hablamos de cómo establecer contraseñas y resguardar la información de forma segura, pero ¿qué pasa con toda la información que ha has compartido sin tomar en cuenta recomendaciones de seguridad?
Donde más compartimos información es a través de las redes sociales, pasamos tanto tiempo comunicándonos de forma directa y abierta que muchas veces compartimos de forma inconsciente más información de la que quisiéramos.
Pero no todo está perdido, familiarizarte con las configuraciones de privacidad de cada plataforma que usas (al igual que tus dispositivos) te permitirá establecer controles para la información que haces visible y así poder decidir qué información quieres que esté disponible sobre ti en internet.
Sobre esto, desde la iniciativa latinoamericana Acoso.Online, María Juliana Soto nos compartió un consejo para tener más control sobre nuestra información:
“Es importante que en redes sociales nuestros perfiles no sean tan abiertos, a veces -aunque tú tomes medidas de seguridad- las personas con las que nos relacionamos también se convierten en puertas abiertas a tu información. Hacer pedagogía con nuestros familiares y amistades acerca de formas más seguras para compartir en sus redes sociales, es una forma de aprender a cuidar la información y mejorar la seguridad de quienes forman parte de nuestra comunidad.”
Tener el control de tu información es tu derecho, que alguien comparta tu información, te personifique sin tu consentimiento o te exponga a través de internet: es violencia. La violencia que se ejerce y manifiesta a través de las tecnologías tiene consecuencias reales en la vida de quienes la reciben, por eso es importante conocer cómo hacerle frente a la violencia de género y protegernos de las formas que toma en el mundo online.
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#4 Comparte de forma estratégica
Si ya estás usando contraseñas fuertes, respaldando tu información y has personalizado las configuraciones de privacidad de tus dispositivos y plataformas, pasemos a hablar de las prácticas que puedes incorporar para seguir compartiendo y comunicándote en internet: manteniendo una estrategia que no comprometa tu seguridad ni le quite lo divertido a usar redes sociales.
Las redes sociales permiten que la información que compartes a través de lo que publicas (desde lo que es explícito/legible hasta los metadatos) alimente algoritmos que bajo el pretexto de “mejorar tu experiencia de usuario” generan perfiles en torno a tus intereses, rutas y las personas con quienes te vinculas. Para evitar estas asociaciones, es muy recomendable que compartimentes tu información; esto quiere decir: que no compartas todo desde una misma cuenta y gestiones diferentes perfiles con diferentes fines para evitar que toda tu información (incluyendo la que te puede hacer identificable en la vida offline) esté concentrada en un mismo sitio.
Sobre esto, desde la iniciativa colombiana Noís Radio, Nathaly Espitia nos compartió un consejo para proteger nuestra información:
“Para que las plataformas de internet no puedan hacer un perfil tan específico sobre mí, confundo a los algoritmos. Entonces hay días que me pongo a buscar cosas que tienen que ver con temas que no necesariamente me interesan, me gustan o reflejan mi forma de pensar; también juego con diferentes nombres para que, cuando otras personas me busquen, no encuentren toda mi información.”
Expresarte con libertad y comunicar lo que tú elijas (y con quien tú elijas) a través de internet es tu derecho. Si alguien usa esa información para monitorearte, te está acosando y el acoso es violencia. La violencia que se ejerce y manifiesta a través de las tecnologías tiene consecuencias reales en la vida de quienes la reciben, por eso es importante conocer cómo hacerle frente a la violencia de género y protegernos de las formas que toma en el mundo online.
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#5 Sé paciente, la seguridad digital es un proceso
Si ya estás usando contraseñas fuertes, respaldando tu información y has personalizado las configuraciones de privacidad de tus dispositivos y plataformas, seguramente ya estás pensando en algunas estrategias para compartir información de forma más segura… Pero, ¿qué pasa con la seguridad digital? ¿Dónde están las herramientas especializadas y complejas?
Muchas veces escuchamos seguridad digital y pensamos en talleres donde nos enseñarán herramientas sofisticadas para hacer tal o cual proceso de forma 100% libre de fallos, pero sucede que al final del día se acaba el taller y nos quedamos con poco o nada que podría servirnos para protegernos en caso de no tener acceso a esas herramientas o encontrarnos en una situación delicada donde será más difícil adoptar nuevas prácticas digitales o aprender a usar otras tecnologías.
Sobre esto, desde Fundación Karisma en Colombia, Amalia Toledo nos compartió un consejo para abordar la seguridad digital:
“La seguridad digital es un proceso que cada quien tiene que apropiarse y aprender a su ritmo. Es importante tener presentes las recomendaciones y sugerencias, pero también es importante incorporar las prácticas seguras a otras cosas que investigues y te hagan sentido: a tu tiempo. Con calma, tomando esto en cuenta, tus prácticas comenzarán a cambiar.”
Poder hacer uso de las tecnologías y las redes sociales de forma segura y sin violencia es nuestro derecho. Las prácticas de seguridad digital nos permiten hacer frente a la violencia que se manifiesta a través de las tecnologías y tiene consecuencias reales en la vida de quienes la reciben, por eso es importante conocer y compartir estrategias para protegernos juntas: adoptando prácticas más seguras y difundiendo información que permita que otras personas que también enfrentan estas violencias puedan informarse.
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#6 La seguridad digital también está en el autocuidado
Este año América Latina ha sido el escenario de diversos levantamientos feministas en varios países y la violencia por la que se han organizado y manifestado las mujeres del mundo no se ha limitado a la que viven diariamente en las calles o las plataformas digitales. Las consecuencias de estas violencias han llevado a activistas, periodistas, defensoras de derechos humanos y mujeres que participan en estos procesos a estar en un constante desgaste: siempre al tanto de lo que ocurre en las redes. Estar en ese estado de alerta permanente también produce hábitos que debilitan la salud, la concentración, la energía y la participación de quienes se organizan y realizan activismo a través de las plataformas digitales.
La seguridad digital pasa por varios procesos que si bien tienen un factor técnico no solamente implican aprender a usar ciertas herramientas o cambiar ciertas prácticas en torno a cómo compartimos información. Sobre esto, desde TEDIC en Paraguay, Maricarmen Sequera nos compartió estos consejos para abordar la seguridad digital:
“Más allá de las cosas súper techies, hay hábitos que permiten tener una vida sana en internet sin dejar de tener el celular en el bolsillo. Queremos que las mujeres sigan conectadas sin que esto implique que se sigan exponiendo a hábitos dañinos ni a violencia de género en internet; es por esto que para mitigar sugerimos incorporar prácticas de consumo mínimo:
+ Desinstalar las aplicaciones de plataformas que se puedan gestionar desde el navegador, para evitar estar siempre al pendiente de las distintas notificaciones.
+ Nunca poner las aplicaciones que más usamos en la primera pantalla del celular, para evitar caer en esa aplicación cada vez que interactuamos con el teléfono.
+ Intentar poner filtros en escala de grises para reducir la estimulación (y liberación de dopamina) que producen los colores brillantes en las pantallas.
Invertir menos tiempo en las redes y más tiempo en actividades offline.”
Hacer uso de las tecnologías para organizarnos, comunicarnos, compartir, participar y aprender es nuestro derecho; también es nuestro derecho tener relaciones sanas a través y con las tecnologías que usamos. Las prácticas de seguridad digital nos permiten hacer frente a las manifestaciones de violencia, por eso es importante conocer y compartir estrategias para protegernos juntas: adoptando prácticas más seguras y difundiendo información que permita que otras personas que también enfrentan estas violencias puedan informarse.
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#7 Recupera el control de tus datos
Las herramientas y estrategias que hemos compartido, más allá de representar un fragmento de la gran diversidad de inquietudes que tenemos como mujeres que enfrentan violencia de género a través de las tecnologías en América Latina, también representan una forma más compleja de acercarnos a la seguridad digital: desde varios frentes y preocupaciones.
Sin embargo, gran parte de estos consejos van en función de proteger un elemento fundamental de nuestra identidad: nuestros datos. Estos datos que pueden ser ultra específicos o aparentemente muy vagos están intrínsecamente ligados a nuestra identidad y sirven para responder cuestiones como: ¿qué nos gusta? ¿dónde transitamos? ¿qué comunicamos? Y ¿quiénes somos? Ante esto, hay otra serie de datos aún más vinculantes que permiten -a quien los posea- tener una mayor capacidad de identificarnos dentro y fuera de las plataformas digitales, a estos datos se les llama datos biométricos y son capturados de forma masiva por empresas y gobiernos bajo promesas de “seguridad”.
Pero, ¿qué pasa si esas bases de datos biométricos se filtran o si el gobierno quiere usar esos registros para perseguirnos? Sobre esto, desde la servidora feminista Cl4ndestina, Narriral nos comparte:
“Varios gobiernos y empresas están creando bases de datos biométricos. No tenemos certeza de quién tiene acceso a esos datos ni qué tan seguros están porque no se les trata de forma transparente. Con esta información -y a través de sistemas de reconocimiento facial- los gobiernos han encarcelado personas, pero estos sistemas cometen varios errores que resultan en abusos de poder o encarcelamientos injustos.”
En países donde históricamente la violencia de género se ha instaurado en los sistemas de justicia, el uso de la tecnología de forma opaca puede llevar a que los sesgos, riesgos e injusticias que enfrentamos día a día se potencien. Además, estos “controles biométricos” actúan en contra de nuestro derecho a la privacidad y nos privan de elegir con quién compartir nuestra información; por esto es importante conocer y participar en las propuestas que permitan proteger nuestra identidad de los abusos de poder a través de las tecnologías.
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#8 Cambia tus hábitos
En entradas anteriores hemos explorado varias dimensiones distintas de lo que implica la seguridad digital, hemos revisado desde cuestiones técnicas hasta elementos más estratégicos sobre cómo y qué compartimos en línea. Sin embargo, para que estas reflexiones y consejos realmente surtan efecto es necesario evaluar nuestros hábitos.
Más allá de las herramientas y estrategias de seguridad, si queremos tener estrategias más resistentes para hacer frente a la violencia que se manifiesta a través de las tecnologías, tenemos que aprender a incorporar prácticas más saludables que nos permitan tener control sobre las capacidades de las herramientas que usamos. Esto puede implicar tal vez incorporar más pasos de seguridad o ser más observadoras de lo que sucede mientras navegamos en internet, sin embargo no hay una fórmula única porque -así como nosotras- la diversidad de usos de la tecnología es enorme y es por eso que en medida que podamos analizar mejor nuestros hábitos podremos generar los cambios que necesitemos para que los consejos anteriores puedan ser verdaderamente efectivos.
Sobre esto, desde la iniciativa latinoamericana Ciberseguras, March nos comparte:
“Es importante revisar nuestros hábitos, aunque esto implique sumar más tiempo a la rutina normal del día a día, a la larga tener mejores hábitos va a permitir que las herramientas y estrategias de seguridad digital que ya hayamos incorporado -o queramos incorporar- se fortalezcan.”
La violencia que se ejerce y manifiesta a través de las tecnologías tiene consecuencias reales en la vida de quienes la reciben, por eso es importante conocer cómo hacerle frente a la violencia de género y protegernos de las formas que toma en el mundo online. Analizar nuestros hábitos y rutinas nos permite encontrar las vulnerabilidades que podrían abrir ventanas de oportunidad a posibles riesgos, mejorar nuestros hábitos y compartir nuestros aprendizajes nos permite estar más seguras de forma individual y colectiva.
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