Violencia en el teletrabajo: Nuevo recurso por acoso.online

Imatge

Post origi­nal aqui

En esta web encon­trarás herra­mi­en­tas para reco­no­cer, denun­ciar y resis­tir ante la violen­cia de género en los espa­cios de trabajo online.

¡Mere­ce­mos espa­cios de tele­tra­bajo libres de violen­cia!

 

El tele­tra­bajo es una acti­vi­dad remu­ne­rada, descen­tra­li­zada que se realiza medi­ante el uso de las Tecno­lo­gías de la Infor­ma­ción y Comu­ni­ca­ción (TIC).

La violen­cia de género en el tele­tra­bajo es un problema grave e “invi­si­ble” que tiene distin­tas vari­an­tes

Hay tres formas en las que gene­ral­mente se despli­ega:

 

Acoso

¿Has reci­bido comen­ta­rios sobre tu desem­peño o tus capa­ci­da­des de manera reite­rada?¿Han denos­tado tus capa­ci­da­des por tu género o tu rol? ¿Esto afectó tu desem­peño? Esto es una forma de acoso y regu­lar­mente se dan en donde las rela­ci­o­nes de poder están muy marca­das, por ejem­plo: entre el emple­a­dor y la emple­ada.

 

Acoso sexual

¿Alguien te ha envi­ado mensa­jes con conno­ta­ci­o­nes sexu­a­les a través de cana­les inti­tu­ci­o­na­les? ¿Han hecho comen­ta­rios o bromas sobre tu cuerpo o aspecto físico? Esto es acoso sexual y tene­mos dere­cho a desem­peñar­nos en ambi­en­tes libres de violen­cia.

 

Violen­cia domés­tica

¿Has sentido miedo de conec­tarte a tus reuni­o­nes labo­ra­les? ¿No has podido hablar con nadie al respecto? Algu­nas muje­res y perso­nas disi­den­tes de género se encu­en­tran en circuns­tan­cias de peli­gro en sus hoga­res porque viven con alguien violento o convi­ven con alguien cercano que está sufri­endo violen­cia domés­tica.

¿Cómo afecta esta violen­cia?

 

Psico­ló­gi­ca­mente, las perso­nas que sufren este tipo de violen­cia presen­tan episo­dios de estrés, depre­sión, desgaste emoci­o­nal y mental, o difi­cul­tad para reali­zar acti­vi­da­des labo­ra­les.

Las vícti­mas no consi­de­ran contar su expe­riencia a los emple­a­do­res porque pueden tener acti­tu­des hosti­les, sarcás­ti­cas, abusi­vas, pasivo-agre­si­vas o descon­si­de­ra­das.

Las vícti­mas comi­en­zan a aislarse dentro de la empresa, lo que afecta en su rendi­mi­ento labo­ral.

La falta de reco­no­ci­mi­ento por parte de los emple­a­do­res ante la violen­cia de género provoca que las muje­res y las perso­nas disi­den­tes de género aban­do­nen su trabajo, pier­dan su capa­ci­dad econó­mica y su auto­no­mía como indi­vi­duas. Esto además afecta a las empre­sas pues pier­den diver­si­dad y talen­tos.

A nivel de polí­tica pública la violen­cia de género en el tele­tra­bajo afecta direc­ta­mente a la incor­po­ra­ción de las muje­res y las perso­nas disi­den­tes de género en la econo­mía.

Las rela­ci­o­nes de poder en un contexto labo­ral jamás pueden ser excusa para natu­ra­li­zar la violen­cia de género. Recu­erda: No es normal, no es tu culpa, no te lo mere­ces.