Descifrando el Código Lela
Una investigación activista sobre las relacions actuales entre mujeres y tecnologías.
Núria Vergés Bosch, Alex Hache, Eva Cruells.
De nosotras y nuestras motivaciones…
Donestech es un grupo informal creado en junio de 2006 en Barcelona. Está compuesto de mujeres y hombres que tienen en común determinadas trayectorias sujetas a la investigación activista, el medioactivismo, la práctica tecnológica y la perspectiva de género.
Desde el inicio, hemos estado investigando y llevando a cabo acciones para conocer porqué y cómo las mujeres acceden a las tecnologías, qué hacen y desarrollan con las tecnologías, cuáles son sus condiciones de trabajo, qué software y hardware usan y, finalmente, cuáles son sus sueños y deseos de futuro.
Nuestra investigación y nuestra práctica, se inscribe en el ciberfeminismo que cuestiona el sexismo existente en las teorías y prácticas científicas y tecnológicas (González García, M y Pérez Sedeño: 2002). Mostrando, de esta manera y una vez más, el carácter no-neutral de las tecnologías y los artefactos que median nuestra relación con el mundo, pero a la vez, estableciendo nuevos caminos para su construcción subjetiva y alternativa. En este sentido, nuestra investigación se encuentra con una serie de reflexiones ciberfeministas y, a través del cuestionamiento, desafía los mecanismos de control y poder arrelados en las tecnologías y, a su vez, contribuye a un empoderamiento en común de las mujeres tratando de subvertir las relaciones de género en su esencia.
A continuación, introducimos las ideas básicas acordadas para devenir en nuestro manifiesto. Un texto que sirve como sumario para explicar porqué y cómo nos hemos comprometido en esta investigación activista sobre las relaciones actuales de las mujeres con las tecnologías.
Más adelante, nos alegramos de presentar algunos de los principales resultados de la investigación que hemos realizado a partir de las mujeres participantes y sus relaciones con las tecnologías. Mostraremos la diversidad de memorias, visiones y vivencias individuales y colectivas, recogidas en el proceso de investigación y que incluyen los sueños y deseos de las mujeres que han participado en ella.
Manifiesto Código Lela
una investigación que surge del deseo por elucidar ciertas preguntas afín de transformar la investigación en una reserva de conocimientos útiles para las personas preocupadas por las desigualdades de género y, también, para las personas orientadas hacia la transformación social y política
un espacio para repensar la tecnología y sus representaciones, su vinculación con los cuerpos y las subjetividades así como sus relaciones con las nuevas formas de producción, de trabajo, afectos, identidades, conocimientos, deseos, sentimientos y acciones....
un estudio que parte del análisis de los datos, informaciones y investigaciones existentes a nivel internacional para acercarse a las prácticas reales y cotidianas
una investigación que quiere hacerse eco de los proyectos, iniciativas y prácticas personales y colectivas en relación con las tecnologías, pero sobre todo de las mujeres que participan y desarrollan actualmente las herramientas y tecnologías de la información y comunicación
una actitud critica porque queremos conocer y acceder al funcionamiento y mecanismos de las herramientas con las cuales trabajamos. Por ello, optamos para utilizar software libre, herramientas abiertas que faciliten el aprendizaje colectivo y doten de más autonomía en el trabajo cooperativo con las máquinas.
unas creaciones que se difunden bajo licencias libres porque creemos que compartir y distribuir libremente la información y el conocimiento facilita la transformación social y política.
un interés para identificar actitudes, representaciones y prácticas que discriminan las mujeres en el mundo de las TICs (tecnologías de información y comunicación) desde las experiencias de mujeres que han conseguido sobrepasar estas desigualdades.
un recorrido visual, sonoro y cartográfico a las trayectorias, acciones, miradas y relatos como forma de trabajo políticamente activa
otra manera de enredarse más... más.... y más
De los datos....
La carencia de datos públicamente disponibles es el común denominador para la mayoría de sujetos
subestudiados o subrepresentados actualmente. Por esto, nuestro primer paso ha sido establecer el panorama actual de fuentes y cifras disponibles relacionadas con el acceso y los usos de las tecnologías por parte de las mujeres. Nos hemos concentrado en Cataluña y el Estado español1, pero también hemos tenido en cuenta algunos datos en el ámbito europeo e internacional.
La práctica totalidad de informaciones recogidas mostraban un menor acceso y participación de las mujeres en las tecnologías, tanto con respecto a estudios y formación como con respecto a ocupaciones consideradas tecnológicas. Este hecho nos ha conducido a varias preguntas: ¿Cómo se han construido estas estadísticas? , ¿Qué visiones y definiciones subyacen en su trasfondo? Y ¿Cuáles son los aspectos que obvian o evitan?.
A través del análisis de estas informaciones hemos visto que faltaba cierta “apertura” en la recolección de datos, sobretodo en la consideración de otras profesiones y actividades tecnológicas y, además, parecía hacer invisibles aquellas prácticas socialmente infravaloradas-generalmente-menos valoradas económicamente. También hemos encontrado que las estadísticas se estancan en la visión cuantitativa del uso de las TICs y están muy enfocadas al consumo que realizamos (número de ordenadores, acceso a banda ancha por territorio, número de horas dedicadas, etc...) y así, en general, no tienen en cuenta aspectos cualitativos y se centran muy poco en la diversidad de estos usos y prácticas. Por ello, hemos creído necesario crear nuestros propios datos e informaciones, para equilibrar las carencias existentes y experimentar sobre esta temática, considerando a la vez, la creación de información como una práctica performativa de empoderamiento de nuestro sujeto de estudio.
Sabíamos de otras realidades que no aparecían en los datos y estábamos rodeadas de mujeres que hacían cosas increíbles con la tecnología. Al fin y al cabo era poco conocido y estaba subrepresentado en nuestros canales de información y comunicación e, incluso, en nuestras memorias e imaginarios colectivos.
De esta manera, en el proceso de descifrar el “Código Lela”, a parte de establecer el escenario, hemos intentado elucidar otros caminos de acceso y uso de las tecnologías por parte de las mujeres.
A las memorias y experiencias...
La investigacción ha intentado mostrar el conocimiento colectivo sobre referencias del pasado, grupos y mujeres inspiradoras, que utilizaron las tecnologías para empoderarse, para mejorar sus prácticas profesionales, para desarrollar su creatividad y/o para conseguir una transformación social mas justa e igualitaria. Hemos creído que era necesario visibilizar aquellas prácticas, memorias y narrativas de las mujeres que se interesaban y utilizaban las tecnologías a la vez que nos acercábamos a las experiencias, prácticas y vivencias de las mujeres tecnológas en la actualidad.
Adoptar una visión amplia de lo que entendíamos por tecnologías nos ha ayudado a reinterpretar sus especificidades en relación al género. Hemos intentado determinar las características de aquellos artefactos significativos en las experiencias íntimas de las mujeres que han participado y contribuido en la investigación.
En este sentido, el Código Lela ha intentado dar un giro a la perspectiva genérica desarrollada por la mayoría de estudios culturales sobre estos temas. Ha intentado transformar el estudio actual sobre la falta de participación de las mujeres en los ámbitos tecnológicos evitando una aproximación inicial de “¿porqué las mujeres no participan?” hacia una visión que insistiese en la identificación de “las mujeres que ya están contribuyendo y participando” en lo tecnológico.
En este proceso se han utilizado diversas metodologías para asegurar su desarrollo. Por un lado, hemos distribuido un cuestionario semicualitativo on-line y hemos realizado entrevistas en profundidad a mujeres tecnólogas2. Por otro lado, nos hemos basado en una identificación continua de eventos en el ámbito internacional y local relacionados, de una manera u otra, con las mujeres, las tecnologías, los feminismos y los activismos. Además, hemos intentado fortalecer este mapa con la identificación de grupos, redes, colectivos y organizaciones formales que estaban desarrollando estos eventos que, cabe mencionar, nos ha llevado a realizar una cuenta de “bookmarks” sobre estas iniciativas y grupos. Finalmente, hemos organizado o participado en grupos de discusión y otros eventos donde nuestra investigación ha sido presentada y donde hemos tenido la oportunidad de recoger entrevistas en profundidad con las mujeres que estaban presentes.
Todo esto ha generado voluminosas y maravillosas cantidades de material en número, texto, imágen, audio y vídeo que hemos utilizado de diversas formas: ha constituido nuestro material primario para desarrollar el análisis, se ha transformado en entrevistas consultables on-line y un documental audiovisual cuatrilingue en la materia, se ha convertido en la sustancia básica para crear mapas geopoéticos sobre memorias personales y colectivas, sobre diversos caminos y vías que las mujeres desarrollan para tal de aprender y enrollarse con las tecnologías y, finalmente, ha estado el contenido para crear visualizaciones informáticas para conocer las condiciones de acceso, usos, prácticas y deseos que las mujeres tienen, y hacen de las tecnologías y ver cómo se correlacionan.
A los resultados…
Con la voluntad de, a través de esta colección de narrativas, identificar algunas claves y caminos que podrían ser utilizados por otras mujeres interesadas en participar y enrollarse todavía más con las tecnologías, todas estas visualizaciones, ejercicios analíticos y mapas se han desarrollado teniendo en cuenta las guías para la investigación activista. En este sentido, el proceso de investigación tenía que crear olas de transformación social i política en si misma, en nosotras mismas y en las mujeres que nos íbamos encontrando.
Esta sería la especificidad del Código Lela: descifrar recetas y metodologías que han funcionado para nuestras mujeres e intentar reenviarlas teniendo en cuenta las especificidades locales y contextuales, conduciendo nuestro propio empoderamiento y mejorando nuestra capacidad para el empoderamiento de otras para tal de conseguir una mayor justícia e igualdad de género.
Aun cuando hemos priorizado la recolección de narrativas subjetivas, no hemos creído que entender porqué y cómo las mujeres inician su interés y práctica tecnológica sea suficiente para entender cómo se desenvuelven con éxito. Adicionalmente, también hemos considerado los factores sociales, culturales y económicos de las mujeres participantes. Por ello, hemos incluído preguntas sobre sus contextos sociodemográficos en nuestro cuestionario.
Nuestro análisis estadístico se ha basado en una muestra de 302 mujeres y su perfil resultante ha hecho visible a nuestra “mujer tech”. Ella vive en una ciudad de más de 100.000 habitantes, tiene una mediana de edad de 35 años y tuvo su primera experiencia con las tecnologías antes de los 20 años. La mayoría trabajan de manera remunerada y su sueldo medio es alrededor de los 1000 euros al mes. Aproximadamente la mitad tienen estudios universitarios considerados técnicos, la otra mitad no. La gran mayoría son solteras, pero la mayor parte tienen pareja. Ellas viven sin personas a su cargo y tienen suficiente tiempo libre que, a menudo, aunque no únicamente, también dedican a la práctica tecnológica. Utilizan hardware propietario, pero la mitad utilizan al menos software libre. La mitad de estas mujeres se consideran desarrolladoras o creadoras además de usuarias de las tecnologías y, generalmente, practican solas y en compañía con las tecnologías.
Seguramente, debemos relacionar este perfil con las políticas recientes desarrolladas por las instituciones públicas, de arriba a abajo, pero de igual manera, hay que relacionarlo con las iniciativas autogestionadas de la sociedad civil de base que trabajan en dirección de abajo a arriba. Ambas intentan promover la inclusión y empoderamiento de las mujeres a través de incrementar su participación en los ámbitos tecnológicos y científicos, considerando que esto dibuja los panoramas actuales de inclusión/exclusión en las experiencias de las mujeres y su im/posibilidad para acceder, utilizar y mejorar sus capacidades y conocimientos sobre las tecnologías.
Decidimos iniciar esta investigación sin establecer a priori una definición de tecnología para evitar una concepción cerrada de lo que una “mujer tech” debería ser (o de lo que no debería ser). A pesar de que los resultados de nuestra encuesta muestran un perfil sociodemográfico concreto, entendemos que puede estar sesgado de diversas formas, pero, con todo, y quizás de manera paradoxal, són unos resultados muy útiles, pues nos proveen de resultados “inesperados”, como la gran cantidad de mujeres que ya usan software libre o su gran interés en este tipo de programas3.
Dado que nuestro estudio buscaba incluir todas las mujeres que se autoconsideraban “techs”, se han mostrado prácticas “invisibilizadas” que las mujeres llevaban a cabo. Esto ha sido posible gracias a nuestra intención inicial de evitar cualquier segregación o exclusión de ámbitos específicos, dominios o herramientas. Este posicionamiento ha dado lugar a una diversidad de usos y prácticas de las mujeres con las tecnologías de la información y la comunicación, pero también con las biotecnologías, el audiovisual, la educación o la domótica.
Este ejercicio de reenmarcar y reconstruir las prácticas de las mujeres con las tecnologías nos ha mostrado también que, al menos, para la muestra de mujeres que han participado de nuestro estudio4, existe una gran heterogeneidad entre ellas. Estas mujeres provienen de contextos diversos que se enlazan de formas distintas. Ellas son residentes nacionales, inmigrantes, nómadas, jóvenes, grandes, urbanas, del mundo rural, estudiantes, autodidactas, activistas, científicas, investigadoras, diseñadoras, pinchadiscos o pinchavideos, desarrolladoras, periodistas, productoras y un largo etc. Pero también comparten algunas características, perspectivas y visiones. Así, son curiosas, se quieren empoderar para ganar autonomía, desconfían y les desagradan las relaciones de poder existentes en los entornos tecnológicos, intentan mantener una actitud crítica y creativa en relación a las tecnologías y quieren compartir el conocimiento adquirido con otras.
Ellas son los diversos aspectos que componen el Código Lela, una receta para el empoderamiento común que adapta la investigación de base a crear y compartir el conocimiento entre todos y para todas.
Más info:
2 No se estableció un perfil único a priori, básicamente han estado mujeres que por una razón u otra se han autoidentificado como mujeres tecnólogas.
3Contrariamente a lo que muestran los estudios actuales que sitúan la participación de las mujeres en el software libre entre un 1 y 5%.
4Aquí hablamos de las mujeres que han contestado nuestra encuesta online, pero también de las aproximdamente 60 mujeres que hemos entrevistado en profundidad y cara a cara.