La mayoría de los datos e informaciones públicas apuntan a una baja participación de las mujeres en el ámbito de las tecnologías, en parte, porque sólo se fijan en determinados sectores, usos y aplicaciones de las tecnologías. Esto entre otras cuestiones tiene efectos sobre la construcción de los imaginarios colectivos, que raramente proyectan una imagen feminizada de la tecnología. Algunas investigaciones han contribuido en hacer visible otros sectores y ámbitos de participación de las mujeres en materia tecnológica, ampliando los puntos de mira, y poniendo en el centro a las mujeres como sujetos protagonistas de aquello tecnológico. Con esta investigación hemos querido contribuir a la creación de nuevos imaginarios partiendo del universo de las mujeres que ya són y que se identifican como tecnólogas. Partiendo y retratando a través de sus interacciones, prácticas, usos, deseos y representaciones que tienen las mujeres en relación con las tecnologías.
Nos hemos preguntado sobre los perfiles socio-demográficos de las mujeres tecnólogas, acerca de sus primeros recuerdos tecnológicos, de sus motivaciones y de acerca de qué factores personales y sociales han hecho posible su acceso al mundo tecnológico, que vías y diferentes tácticas de aprendizaje han desarrollado, nos hemos preguntado sobre la diversidad de usos y prácticas que hacen, sobre las herramientas que utilizan y para qué, sobre los impactos de las tecnologías en sus cuerpo y sus vidas, así como hemos querido recoger sus deseos en cuanto a mejoras relacionadas con sus practicas, pero también en relación con sus vidas cotidianas y su futuro.
Al partir de un concepción previa amplia de las tecnologías, y al explorar las subjetividades y representaciones que tienen las mujeres de su relación con las tecnologías, hemos podido detectar una gran diversidad en cuanto a sus usos y prácticas de las tecnologías. Los ámbitos tecnológicos que hemos abordado incluyen desde prácticas colaborativas en relación al software libre, la construcción y mantenimiento de medios de información y comunicación alternativos, el uso de las tecnologías como herramientas para la transformación social y política, la aplicación de las tecnologías en el ámbito de la investigación científica y médica como las bio-tecnologías o las tecnologías reproductivas asistidas, las prácticas de las mujeres en los sectores laborales propiamente tecnológicos, la aplicación de las TICs en ámbitos como la educación, el aprendizaje o la investigación social, así como prácticas artísticas como la música y lo audiovisual.
Por otra parte, la web ha sido un espacio dinámico por su continúa labor de actualización de los eventos promovidos por mujeres tecnólogas en España y en otras parte del mundo contribuyendo, de este modo, a su visibilidad y difusión.
En cuanto al perfil de las mujeres tecnólogas participantes hemos visto que viven, mayoritariamente, en ciudades de más de 100.000 habitantes, su edad median es de 35 años y, la mayoría, tuvieron la primera experiencia con tecnologías antes de los 20 años. Estas mujeres se encuentran en situación activa y ocupada con un nivel de ingresos mileurista, con estudios universitarios, aproximadamente la mitad tienen estudios técnicos y la otra mitad no, son mayoritariamente solteras (con y sin parejas), sin personas a su cargo, con tiempo libre, pero con elevados porcentajes de dedicación de este tiempo a las tecnologías, utilizan hardware propietario, pero respecto a software aproximadamente la mitad utilizan software libre. También casi la mitad son desarrolladoras y creadoras además de usuarias y, la mayoría, no realizan su práctica tecnológica sólo en solitario.
Hablar de motivaciones personales y colectivas nos hace indagar en los cruces entre lo que hace posible la inclusión digital, y lo que hace posible la inclusión social. Estas dos mesuran el grado de discriminación que sufre un género, en relación con su acceso, libertad de uso y disfrute de las posibilidades reveladas por el derecho a informarse, comunicar, desarrollar y cuestionar. Hace falta diferenciar, claramente, entre las motivaciones y las posibilidades reales de acceso, puesto que conjuntamente pueden menguar-se o potenciarse. Cómo hemos podido ver en el estudio, contar con varios espacios de acceso no se acompaña, forzosamente, de una apropiación cualitativa armónica por los diferentes segmentos de la población. Del mismo modo, mucha motivación y curiosidad por las cosas tecnológicas, no siempre desemboca en un acceso a las TICs. Estas reflexiones nos permiten entrever, más claramente, sobre lo qué juega, actualmente, a nuestro (des)favor como mujeres, resaltando también nuestro propio rol, en la perpetuación de situaciones de género diferenciadas en cuanto al acceso y uso de las TICs.
Hace falta atender y reforzar los procesos de socialización de las chicas hacia las tecnologías en las edades tempranas. Para muchas de las mujeres encuestadas su relación con las tecnologías ha sido marcada por “una pausa”, un agujero temporal, durante el cual no pudieron/quisieron profundizar, sea porque perdieron el interés, sea porque no estuvieron animadas lo suficiente, sea porque no tuvieron sencillamente posibilidades de acceder a las tecnologías. Generalmente, el agujero es una mezcla de estos factores. Hacen falta actuaciones por tal de romper con los prejuicios y estereotipos sexistas que desaniman a las chicas a desarrollar, más allá, su curiosidad por aquello tecnológico y potenciar acciones de visibilidad y sensibilización en varios ámbitos como los medios de comunicación tradicionales, la publicidad de los juegos, o en los materiales pedagógicos de las escuelas.
Conocer las formas y vías de aprendizaje de las mujeres tecnólogas ha sido determinante para encontrar factores que faciliten la participación de las mujeres a las tecnologías. Los caminos de formación y aprendizaje que emprenden son diversos y, mayoritariamente, no son de una sola dimensión sino que se combinan y re-combinan entre ellos. De hecho, de entre los muchos factores de inicio al mundo de las tecnologías se ha identificado la educación, en un sentido amplio, como una de las principales vías de inicio a las tecnologías, pero por las características del mundo tecnológico el aprendizaje autodidacta es también, significativamente, muy presente. Las vías de formación informal y no reglada han tenido un papel determinante en el aprendizaje tecnológico de muchas de las mujeres que han contribuido al estudio. En este sentido, hacen falta actuaciones encaminadas a potenciar la formación de las chicas y mujeres en tecnologías dentro de los espacios formales de educación como son las escuelas y las universidad, y por otra parte apoyar las actuaciones e iniciativas fomentadas des de la sociedad civil, ayudando en potenciar formatos más experimentales y alternativos de aprendizaje, a veces más flexibles e adaptados a las necesidades y particularidades de las participantes. La soledad de la práctica de las mujeres en los niveles más elementales como usuarias también hace patente la necesidad de potenciar espacios y redes formales e informales de aprendizaje entre mujeres y o/con perspectiva de género.
Las mujeres tecnólogas exploran las oportunidades que ofrece la tecnología y aportan nuevas prácticas, y usos, a menudo relacionados con la creación de modelos de información y producción de conocimientos más compartidos y de acceso más igualitario. A diferencia de lo que dicen algunos análisis previos a escala global, casi la mitad de las mujeres tecnólogas entrevistadas apuestan por el uso de herramientas de software libre, y son sobre todo las usuarias más adelantadas que se definen como desarrolladoras y o/ creadoras con TICs las que más uso hacen de los programas libres. También, una elevada parte de estas mujeres expresan su voluntad de seguir mejorando en sus conocimientos y uso de las herramientas libres.
Por eso hacen falta esfuerzos específicos dirigidos al aprendizaje y el uso por parte de las mujeres del software libre, así como potenciar y apoyar su participación en las comunidades de software libre dónde se encuentran infra-representadas, e incluso excluidas, de forma alarmante.
Por último, hace falta destacar las voluntades de mejora que manifiestan las mujeres tecnólogas en aquello relacionado, evidentemente, con las tecnologías, pero también en las formas de aprendizaje, el uso y difusión del software libre y la superación de las desigualdades de género. También hace falta anotar que las mujeres, además de tener en cuenta sus voluntades personales, han mostrado bastantes deseos de mejora que tienen que ver con aquello colectivo y la mejora de la sociedad y las relaciones que se desarrollan en su conjunto. Parte de las mujeres tecnólogas cuestionan la realidad actual haciendo referencia a las discriminaciones que sufren y las desigualdades existentes dentro de la sociedad en general. En cierta medida se ha expresado, claramente, la voluntad de superación de la injusticia de este sistema, y su expresión en aquello tecnológico, sobre todo, con respecto a las desigualdades de género, pero también de las desigualdades sociales y las formas de transmisión e intercambio de conocimientos establecidas actualmente. Podemos decir pues, que parte de las mujeres tecnólogas no sólo se han adelantado con paso firme por un camino lleno de prejuicios y desigualdades, sino que además, no han renunciado a su condición de mujeres, ni a ver las carencias que tiene este sistema en materia de desarrollo y acceso a las tecnológicas. Denotando el deseo por un mundo, y unos entornos tecnológicos mucho más igualitarios con respecto al género, pero también a los aspectos sociales que afectan la sociedad en su conjunto. Y así, gracias a todas ellas, podremos encontrar algunas llaves de acceso de las mujeres a las tecnologías y ver como mejorar las condiciones de participación de las que ya hacen y desarrollan con tecnologías y se definen como tecnologas.